domingo, 28 de octubre de 2012

MANZANILLEANDO... el carácter de lo auténtico.



Que el vino me entusiasma, que es mi pasión, que me vuelve loco… no es un secreto, todos lo sabéis. Pero cuando tengo que coger el coche para ir a mi wine-city preferida, se me ponen los bellos de punta, incluso me pongo un poco nervioso por volver a verme con ella, con Sanlúcar de Barrameda. Y esto que digo no es ninguna estupidez, no sólo lo digo yo, os lo aseguro. Dice un refrán que quien va a Sanlúcar seguro que vuelve, por su gente, por sus bodegas, por su “Bajo Guía”, por sus encantos… por su vino, la Manzanilla. Y es que el que ha estado allí os lo puede decir, Sanlúcar tiene un olor especial. No son olores, en realidad son aromas como los de sus Manzanillas, a brisa marinera en bajamar, a flores de manzanilla (de ahí viene su nombre), a levaduras dulces, etc. Este vino encaja totalmente con la personalidad de la ciudad, es el perfume de Sanlúcar que va recorriendo todas sus viejas calles para enamorarte. Este sí que es un vino que sabe a mar, salino, fresco, seco y eterno, impresionante influencia atlántica.
Cuando pruebo un vino busco, a parte de su calidad, que me hable, que me cuente dónde nació, cómo ha crecido, en definitiva, que exprese el lugar de donde sale. Y para esto la Manzanilla es única.

Entrando en materia, la razón de mi visita a esta ciudad fue la de volver a encontrarme con un gran amigo que lleva al vino de su tierra como estandarte allá por donde va. Su nombre es Rafael de la Cruz, enamorado de su trabajo, gerente y propietario de la página web “Todoagranel”, dedicada a la venta de vinos y productos de la tierra y mar de Cádiz y más concretamente a su pasión… las Manzanillas. Es un hombre inquieto, buscador de nuevos horizontes donde poder desarrollar su actividad, dar a conocer la cultura y los vinos de su Sanlúcar natal. Una de estas iniciativas fue la de crear un centro informativo donde poder dar a conocer a los enoturistas todo lo que rodea a esta ciudad y sus alrededores. Es un pequeño pero ameno local que muestra muchos productos, principalmente vinos, para que los interesados tengan contacto real. El trato es muy personal, familiar diría yo, informándote de todos los acontecimientos que esta empresa crea alrededor de los vinos, lo que se llama ahora enoturismo, vaya. Con relación a esto, creó una empresa on-line con el nombre de “Enotour”, donde se realizan determinados viajes o actividades relacionadas con el turismo vinícola de la zona. Esta iniciativa ha sido un boom en la ciudad, atrayendo a muchos curiosos de todas partes del planeta (incluso a asiáticos) deseosos de probar tan excelentes caldos de personalidad abrumadora.

Nada más llegar, me da la bienvenida de la mejor forma posible, con un abrazo y una buena copa de MANZANILLA DE LA CASA de Elías González Guzmán. Una manzanilla proveniente de una selección de las botas de la Reserva Familiar de esta bodega que comercializa, en contadísimas botellas de medio litro, directamente desde la bota, es decir “en rama”, únicamente con una clarificación en frío que respeta todas las virtudes y bondades de este exquisito caldo andaluz. Es la Manzanilla a granel que la bodega servía desde siempre a visitantes y tabancos de la ciudad, que la bodega decide embotellar para que sea disfrutada por un comercio más lejano. Esta Manzanilla, permanece en la solera un mínimo de siete años, llegando casi al punto de “pasada”. En la copa recuerdo colores dorados con vivos reflejos verdosos. Nariz fresca con recuerdos florales y de frutos secos, profunda y salina. En boca, ligera, profunda, grasienta y muy persistente.

Sin terminar de espabilarme del disfrute de esta Manzanilla, Rafa saca otra sorpresa. Claro, otra joya vinícola que hace poco ha salido a la luz. Se trata de la última novedad de la Bodega M. Sánchez Ayala, GABRIELA ORO. Una manzanilla “en rama” muy vieja que no llega al punto de pasada o amontillada, pero que por las sensaciones que deja te entrega todo lo que uno pide de una buena Manzanilla… autenticidad natural. Al igual que la anterior manzanilla de Elías González, es una superselección de botas muy añejas de soleras seleccionadas por la familia para el disfrute del resto de los mortales que, por una u otra causa, les sea imposible de probar en su ciudad de origen… ¿un pecado? De color dorado intenso y estructura algo oleosa, nos regala una nariz muy fragante, donde madera y levaduras se funden para regalarnos aromas de una excelente crianza biológica. En boca es redonda, salina y muy persistente. Magnífica manzanilla con mucha personalidad.

Ya puestos, y siguiendo el camino de botas y soleras seleccionadas, cómo no, hace presencia la selección de Antonio Barbadillo Mateos, SACRISTIA AB Primera Saca 2012. Esta pequeña botella (37,5cl.) de manzanilla “en rama” recoge la esencia de lo que debe ser una manzanilla de primera línea mundial, después de que Don Antonio haya hecho la selección de las botas que según él poseen las características apropiadas, desarrollando los cambios según la estación del año en la que se produce su crianza biológica. Son sacas que reflejan la personalidad del velo flor durante una determinada estación del año ya que, como en algún post anterior he dejado señalado, la época del año (temperatura, humedad y vientos) determina el grosor y otros aspectos de dicho velo en un lugar en concreto. Son joyitas enológicas que Don Antonio nos regala durante el año. En copa se nos muestra algo denso, con un intenso amarillo dorado viejo, desprendiendo aromas de brisa marinera, levaduras maduras, yodos, frutos secos, etc. La boca es seca, fresca, oleosa, armoniosa, muy equilibrada, con cuerpo… tremenda.

A todo esto, tuvimos la grata sorpresa de la visita de otro buen amigo, Jose Augusto (Novena Provincia), bien acompañado por su mujer Pilar, que se acercaron a Sanlúcar para preparar el VIII Encuentro LVG (La Vida Grata) que se celebrará en esta misma ciudad del 5 al 7 de abril del 2013. Y ustedes os preguntaréis ¿qué es eso de La Vida Grata? Pues es un portal de internet donde se valoran vinos y se hablan sobre ellos y todo lo que rodea a este caldo. Esta comunidad lo conforman personas apasionadas por los vinos y la gastronomía que se reúnen mínimo una vez al año para tener un contacto “en persona” y disfrutar de ello. Que más se puede pedir, charlas con amigos que aman tanto al vino como el que os escribe, siempre con una copa de buena manzanilla en la mano.
Así que, nos pusimos en marcha y acompañamos a Novena y Pilar a recorrer algunos lugares de Sanlúcar para terminar de concertar los preparativos de dicho encuentro. También tuvimos tiempo para hacer una corta visita a la bodega que tiene Herederos de Argüeso en la ciudad. Tenía ganas de visitar esta carismática bodega situada en la calle Mar, junto a la Iglesia de Santo Domingo en el centro histórico, por sus vinos y su hermosa nave de botas (denominado “casco” en Sanlúcar), especialmente una donde se hayan botas y soleras antiquísimas que guardan vinos especiales para la familia Argüeso, bajo un precioso techo con cientos de años de antigüedad… mucha historia. Esta es la bodega de las afamadas manzanillas Las Medallas y San León, vinos comerciales de una extraordinaria calidad y complejidad provenientes de botas cuya solera es muy antigua.

Pero mi intención era probar las manzanillas en rama que esta bodega vende sólo a granel, La “E” y Viruta, de las que había oído hablar mucho y muy bien a Rafael de la Cruz y a Novena Provincia. Son las manzanillas que se venden en los bares y tabancos de la ciudad que se sirven directamente de la bota al vaso. La “E” es una manzanilla más joven y fresca, con aromas florales y salinos, y Viruta es más vieja y compleja, con intensos aromas salinos y a levaduras de calidad. Esta última fue la que más me gustó, así que me llevé 5 litros a un precio increíble (4€/l.) teniendo en cuenta la enorme calidad de estos caldos. Lo que siempre repito, se sigue sin dar el verdadero valor a estos vinos, los únicos en el mundo con nombre femenino… MANZANILLA.
Llega la hora de marcharme y despedirme de mis compañeros. Me voy pensando y deseando hacer otra visita a este bello rincón del sur de Europa, para seguir “manzanilleando” por todos los rinconcillos donde sirvan este vino de excelente calidad.
Volveré.

miércoles, 10 de octubre de 2012

EL SEQUÉ 2005, el verdadero espíritu de la monastrell





Normalmente, cuando compro una buena botella de vino, suelo dejarla reposar durante unos días para que se estabilice. Al parecer, y esto que voy a decir está científicamente comprobado, los vinos y en especial los tintos, sufren un tipo de estrés que no los deja expresarse adecuadamente en copa. Este estrés está originado por los movimientos bruscos que se producen en los viajes o traslados de la botella .Por eso, lo correcto es esperar unos días, entre 5 y 10 como mínimo, para descorcharlos. Otro caso son los vinos muy vigorosos y estructurados con taninos aún verdes que necesitan “limarse” en botella, es decir, darles un plus de crianza anaeróbica, para que todos sus sabores se equilibren y se igualen, y mostrarnos cómo debe ser en realidad un buen vino… equilibrado y elegante. Esto sólo se consigue con una guarda en buenas condiciones (temperatura, humedad, etc.) durante varios años.

Este es el caso del vino del que os escribo, un tinto alicantino elaborado casi en su totalidad con la autóctona monastrell, y una pequeña proporción de la francesa syrah. Un proyecto del grupo Artadi en tierras alicantinas, dirigido por dos insignias en la enología nacional como son Juan Carlos López de Lacalle (Rioja) y Agapito Rico (Jumilla). Me refiero a uno de los tintos más importantes y con más calidad del levante español “fabricado” con uva monastrell… EL SEQUÉ 2005.
Cuando lo compré, hace ya casi cinco años, me aconsejaron su guarda para que mitigara esa sensación de dureza y sequedad que dejan los taninos de la madera nueva, y así lo hice. Actualmente en su añada 2010 y a partir del 2008, la monastrell es dueña 100% de este estupendo tinto, una cepa vieja, casi centenaria, que aporta complejidad y calidad. Sin embargo, en esta del 2005 y en anteriores añadas, el enólogo Vicente Milla, optó por un coupage, posiblemente para que entre las dos consiguieran ese equilibrio perfecto que buscan todos los enólogos y aparte, para que aportaran esos aromas tan típicos de la syrah a fruta negra compotada y a violetas. Su crianza la realiza en barricas siempre nuevas de roble francés durante 12 meses. Es un vino de terruño que expresa abiertamente el carácter de la zona en el Pinoso de Alicante, muy cerca de Yecla y Jumilla. Viñedo alto o “de altura o montaña” (650m) como se suele llamar hoy en día, cuyos vinos expresan ese carácter mediterráneo que combina con maestría calidez y frescura.
De la variedad dominante en este vino, la monastrell, voy a contaros varias cosas que he encontrado en diferentes archivos por internet. Que es muy conocida y utilizada en la Provenza francesa por las zonas del Ródano (Rhône) y en Bandol con el nombre de Mourvédre, pero que es original de la costa levantina, más concretamente de Sagunto (llamada por los romanos Murviedro, de ahí su nombre en Francia), es decir, es una variedad autóctona de la zona alicantina. Su baya es pequeña y de piel gruesa y densa por lo que necesita de una vendimia casi tardía para la correcta maduración de la misma, incluso estando en una zona muy seca. Por esta razón corre el riesgo de que por conseguir esa correcta maduración la acidez sea un poco más baja de lo normal, ocasionando muchos quebraderos de cabeza a enólogos para el equilibrio perfecto de sus vinos. Da vinos por lo general potentes y con estructura, muy coloreados y maduros, cálidos, y con taninos muy presentes. Pero tiene un “pero”, o mejor dicho tiene puesto el letrero de “VARIEDAD OXIDATIVA NO APTA PARA VINOS DE GUARDA”. Personalmente, y confesando que no son muchos los vinos que he podido probar elaborados únicamente con esta variedad, no creo que esto sea cierto. Mucho se ha avanzado en técnicas, tanto en el campo como en bodega, para conseguir que esta variedad nos regale vinos con capacidad para el buen y longevo envejecimiento. No son las mismas maneras de vinificar como se hacía antes, donde salían botellas a granel de un vino recio y potente con una alta graduación pero con unos taninos que se debilitaban fácilmente ante la acción del tiempo, inadecuados para madurarlos en buenas maderas. La cosa ha cambiado, y no ha sido la variedad, ha sido la manera de trabajar de los viticultores y elaboradores buscando lo mejor para la monastrell, para que ella nos dé lo mejor de sí misma. Ya es hora de que en España le quitemos ese sainete y le demos alas a lo nuestro para que la conozcan afuera. Defendamos lo autóctono y no nos pongamos zancadillas a nosotros mismos.
Veamos entonces, cinco años después aproximadamente de su embotellado, cómo ha evolucionado en ausencia de oxígeno, es decir, en su crianza reductiva:

Siempre que voy a abrir una botella de vino en la que sospecho que, debido al tiempo de guarda y a sus características polifenólicas y estructurales, puedan existir sedimentos en forma de posos en su interior, opto por una buena decantación para evitar que tales precipitaciones “ensucien” el perfecto disfrute del caldo y, a parte, elimine los posibles olores extraños por asfixia o ausencia de oxigeno en su crianza reductiva en la botella. Mi técnica para detectar esos sedimentos consiste en colocar la botella delante de una vela encendida, para así descubrir esos posos por transparencia y coger rápidamente el decantador para proceder a su decantación. La técnica para la decantación la explicaré más adelante, en otro post más indicado para ello. Ahora vamos a centrarnos en lo que el vino nos regala. Vayamos pues a la cata:


EL SEQUÉ 2005



90% monastrell y 10% syrah.
14,5% alcohol.
12 meses de crianza en barrica francesa.
5 años total en botella.
D.O. Alicante.




VISTA
Su color es rojo granate de capa muy alta y un fino ribete teja. En copa se mueve densamente, dejando una bella lágrima constante. A pesar de sus cinco años en botella y habiendo dejado en la misma algunos posos, sigue con un color muy concentrado, recto en su apariencia, propio de un buen vino tinto de calidad.
NARIZ
Agradable, vínica, potente, frutosa, especiada (monte bajo) y con final balsámico. La fruta que nos encontramos se muestra muy concentrada (melocotones rojos y ciruelas), acompañada por atisbos de laurel y romero, con un leve toque dulce a canela. Muy escondido, un elegante aroma a tierra seca y a violetas. Sólo despunta un poco el alcohol que nos insinúa una nariz punzante al final del olfateo. Le echo en falta un poco más de profundidad que haga honor a la edad de las viñas de dónde nace. Quería que me contara más cosas íntimas pero no se dejaba. Con todo esto, lo considero un vino brillante.
BOCA
La boca es lo que más me ha gustado. Todo muy equilibrado, incluso el alcohol. Entra muy amable, sedoso y abocado, y se adentra suave acariciando nuestra lengua cuidadosamente pero con potencia y estructura. Su acidez pasa desapercibida, como si no hubiera que prestarle atención, perfecta. Taninos de película… para darles un “Oscar”, y un final de boca persistente con recuerdos de fruta madura y especias dulces. Frescor y calidez se asocian para regalarnos un sorbo magistral.

Queda demostrado pues, que los años en botella le han venido de maravilla a esta monastrell, exigiendo incluso más guarda sin riesgo a una oxidación “inadecuada”. Puede definirse como espectacular el rendimiento de esta variedad alicantina en este gran vino que, año tras año, nos regala lo mejor que puede darnos uno de los vinos tintos con más calidad en toda España.



Así mismo, tengo que mencionaros obligatoriamente el otro vino que elabora esta bodega. Es el LADERAS DE EL SEQUÉ, que sale de las vides de las parcelas más jóvenes, con una crianza durante 6 meses en barricas de roble francés. Su coupage está integrado con monastrell y pequeñas aportaciones de cabernet sauvignon y de syrah. No tiene las excelentes cualidades ni la profundidad de su hermano mayor, pero para su ridículo precio (menos de 5€) ofrece magníficas sensaciones siempre de la batuta de una excelente fruta. Particularmente, guardo unas tres botellas de este vino de su añada del 2006, que pronto iré abriendo año tras año para analizar cómo evolucionan. ¿Será una futura entrada en este blog?… es muy probable.

Hasta el siguiente vino. Salud!!