jueves, 27 de octubre de 2011

TINTILLA DE ROTA, de Bodegas El Gato.

Este vino es uno de esos vinos raros, de los difíciles de encontrar, de los que existen muy pocas botellas en el mercado. Es el vino local de la villa de Rota, localidad de la provincia gaditana, y es allí en sus bares y tascas donde mejor podemos degustarlo por copas en un ambiente amigable y ameno. Es un vino dulce, o mejor dicho un vino tinto de licor de la casi extinguida variedad roteña tintilla de Rota, que lleva en su composición un poco de arrope, que no es sino el mosto cocido y concentrado de la misma tintilla hasta un quinto de su volumen a fuego directo, es decir, una reducción.
Su elaboración sigue el método artesanal ayudado por las escasas nuevas tecnologías que la bodega ha incorporado. Las uvas se exponen sobre esteras de esparto tendidas en el suelo para que se deshidraten con el sol como se hace en Jerez con la pedro ximenez para la obtención de los dulcísimos e increíbles Pedro Ximenez. A continuación, se separan las uvas deshidratadas de los raspones para después echarlas junto con el arrope en un capacho para ser pisadas o a las pozas de las prensas para ser prensadas. El líquido obtenido fermenta y pasa a las botas de 12 años de solera, convirtiéndose en esta joya enológica que dormirá y mejorará en la bodega hasta su salida al mercado.

La tintilla de Rota, única protagonista de este vino del que se tienen referencias desde 1880, tiene sus granos pequeños y alargados, con aromas concentrados y poca agua, y antiguamente estaba destinada también para la elaboración de vinos tintos secos acompañando a variedades tintas de gran nombre y comportándose fabulosamente bien. De hecho, y gracias a los adelantos genéticos, se ha demostrado que la tintilla es la misma variedad que la graciano riojana o la parraleta aragonesa pero con algunas diferencias morfológicas debido a la diferencia climática y de terreno. De todas formas, la tintilla de Rota sólo es exclusiva de Rota. Al ser una vid fuerte, se pensó que era resistente a la filoxera (1870) cuando resistió sus ataques, pero esto fue debido en realidad a la buena calidad del suelo arenoso, ya que la filoxera no viaja sobre este tipo de suelos. Pero al ser un fruto de poca producción (un kilo de uva tintilla equivale a medio litro de vino), su cultivo fue desapareciendo lentamente, y hoy solamente hay unas cuantas hectáreas existentes en la provincia gaditana. Por aquellos años, el vino dulce Tintilla de Rota tenía una gran presencia en mercados como el holandés y el inglés, donde anecdóticamente se usaba como vino de misa, pero empezó a decaer a principios del siglo XX, y hoy en día se puede afirmar que es una reliquia enológica, un deseado para muchos aficionados de los buenos vinos como el que escribe.

Uno de los grandes culpables de la recuperación de esta variedad como vino dulce es Juan Martínez Martín-Niño, o para los amigos o conocidos Juan “El gato”, empresario y propietario local de la Bodega “El Gato” y único productor de esta uva con viñedos propios en Rota, al que varios viticultores de la zona le suman varios kilos de esta variedad para la elaboración de su vino dulce de tintilla. Exactamente este año 2011, se han prensado en esta bodega alrededor de 6000 kilos a través de una prensa para la pisa de más de 70 años que el mismo Juan ha ido transformando, acoplándole nuevas tecnologías para que sea más eficiente y no se quede anticuada. Según Juan, su primer objetivo es dar a conocer su vino para conseguir devolverle la popularidad que tuvo hace muchos años. Para colaborar con su misión, Juan anima a los hosteleros a contar con este vino en sus cartas, ya que venden sus botellas por 12€ y por 1,5€ la copa, un precio muy razonable teniendo en cuenta la gran calidad de este vino.

El vino tintilla de esta bodega se nos presenta con una bonita y elegante botella bordelesa de cristal negro opaco vestida con una etiqueta moderna de color oscuro con letras en vertical del nombre, cambiando así la imagen para atrapar a los nuevos consumidores jóvenes a los que nos gusta los diseños actuales y, de camino, ayudar al consumo de tan fabuloso vino. Al tener 17 grados de alcohol, yo recomendaría su consumo a unos 10 grados de temperatura, es decir, ni frío ni caliente, para poder apreciar con nitidez los rasgos dulzones de este vino sin que se nos haga pesado, con frescura.


En copa se nos presenta con un color a cuero viejo con ribetes yodados, y al moverla se nos muestra denso, marcando la copa con un anillo que deja caer lentamente gruesas lágrimas que delatan su dulzura.
Al acercárnoslo a la nariz, nos regala un mundo de sensaciones perfumadas. Higos secos, licor de café, melaza de caña de azúcar, uvas pasas, chocolate quemado, toffee, alguna especia dulce como la canela,… En nariz, me recordó cuando lo probé por primera vez a esos viejos vinos dulces de Roussillon elaborados con variedades tintas como la grenache noir.
La entrada en boca es potente y vigorosa con una acidez golosa que impera en todo su recorrido. Nos llena la boca con un paso lento y cálido por la evidencia de los 17 grados de alcohol. Su persistencia es fabulosa con recuerdos de pasas, higos y toffee.

Si observamos la etiqueta de esta botella, podemos leer la indicación de “Viñedos de España” impresa sobre ella. Pero esta indicación fue extinguida desde el 17 de Febrero de este mismo año. Sin embargo, los vinos que dispongan del Certificado Agrocolor en vigor, como es este el caso, tienen una prórroga para poder seguir señalándolo como tal hasta el 31 de mayo de este año, fecha a partir de la cual el Certificado perderá su validez. Así que las botellas comercializadas o etiquetadas de esta bodega de aquí en adelante sólo pertenecerán a la indicación de “Vino de la Tierra”.
Gracias a Rafael de La Cruz de Todo a Granel por suministrarme mi primera botella y a Jose Augusto (Novena Provincia) por regalarme mi primer sorbo de este tan preciado caldo. Espero poder agradecérselo a los dos con una copa de este vino en la tasca de la Bodega El Gato, el mejor lugar para ello.
Aparte de poder disfrutarlo en la copa, con este vino dulce se puede hacer una deliciosa salsa, acompañando por ejemplo a una riquísima lubina de la tierra (del mar, en este caso), como nos enseñan en este vídeo de canal sur cuyo enlace pongo a continuación:

Hasta otra y, ¡¡viva la tintilla de Rota!!

2 comentarios:

  1. Genial Juan Manuel y como siempre muy documentado.
    Estoy de acuerdo contigo en lo referente de transladarlo a elaboraciones culinarias, además de degustarlo por sí solo.
    quizás desde los grandes restaurantes y pequeñas tascas de nuestro territorio se deberían potenciar estas delicias como hacen nuestros vecinos Lusos con sus Vintage, LBV o Crusted port, (este último al cual me recuerda salvando las diferencias, este vino licoroso de Tintilla con tradición), o incluso empleándolo en segundas combinaciones refrescantes de Cocktelería. Un aplauso para Don Juan "el Gato" y para tí Juán Manuel por hacernoslo llegar.
    Un Abrazo desde VinoAroma

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  2. Gracias Alberto por seguir leyéndome y por los alagos. Veo que te gustó el video que adherí a esta entrada y me alegro. Claro que debemos dar a conocer los vinos de nuestra tierra, pero primero los tenemos que conocer nosotros, los lugareños, para así poder demostrar sus valías ante el extranjero y mostrarles todas sus buenas virtudes. El principal problema a mi pensar es la poca preparación en la hostelería con respecto a nuestros vinos, lo de siempre. En este aspecto creo que se está dando el remedio en las escuelas de hostelería y sumillería pero a pasos muy cortos y lentos. Todo llegará... ¡¡Ah, y la idea de combinarlos en la cocktelería puede ser otra forma de darlos a conocer sobre todo a la gente joven, tan entregada a estos cóckteles tan de moda.

    Un saludo compañero y hasta la próxima.

    Juan Manuel Figuereo Herrera ("De copas con Baco").

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