miércoles, 11 de diciembre de 2013

SANTIAGO JORDI, vinos que acarician.



Foto de www.santijordi.com
Hace unos días tuve la suerte de ser invitado a una presentación de 3 vinos tintos en el salón del Sherry Golf Jerez. Son vinos que yo personalmente, estaba deseoso que salieran al mercado, porque sabía que iban a ser especiales por lo que ya había escuchado de amigos que han podido comprobar sus cualidades. Vinos de pequeñas producciones, de viñas escondidas u olvidadas que con buenas manos e intenciones dan lo mejor de sí, lo mejor de su terreno o terroir. Os escribo sobre los vinos de Santiago Jordi Martín, un joven enólogo y viticultor con varios cargos a sus espaldas, entre los que está ser Presidente de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos, pero a la vez es una persona que irradia ilusión y seguridad en lo que hace, y principalmente ama al vino, concepto tan importante para elaborar vinos con sentimientos como los que está haciendo.



Viñedo junto al Monasterio
 de la Cartuja
Son vinos de autor, aquellos que reflejan la filosofía que quiere transmitir su elaborador o creador, buscando en todo momento llevar la uva a la copa. La vida de Santi Jordi transcurre como la de muchos enólogos modernos como por ejemplo Telmo Rodríguez o Raúl Pérez, buscando pequeñas viñas o pagos únicos por toda España y también fuera, para estudiarlos y sacar todo lo bueno y exclusivo de la planta y transmitirlo a la copa. La intervención de Santi Jordi en la bodega sólo va encaminada a potenciar esa personalidad de la uva y su terroir de manera racional, incluso apartándose de directrices y reglas implantadas por las diferentes organizaciones de las zonas, siempre con la finalidad de emocionar al consumidor. Tal es así, que cada año, cada cosecha, determinará el producto final en cada botella, es decir, un mismo vino será diferente cada añada, pudiendo cambiar las variedades, porcentajes, técnicas en la elaboración, etc. con el fin de que su autor, Santi Jordi, consiga el resultado óptimo, su vino de autor.

Os paso a hablar sobre sus vinos presentados, aunque tiene muchos otros que pronto también saldrán al mercado. De momento estos, son personales y emocionantes:


MARGARITO Y AMAPOLO 2012


80% petit verdot y 20% graciano (¿tintilla de Rota?) de viñedos de entre 9 y 13 años de 
Jerez de la Frontera.
Vino de la Tierra de Cádiz.
Criado en barricas de roble francés (75%) y americano (25%) durante 6 meses.
Botella número 0525 de 1155 botellas.
14% alcohol.
19,50€ aprox.


Vino procedente de una parcela de la finca familiar de Santi Jordi, pegada al Monasterio de la Cartuja de Jerez y rodeada de muchas flores como las margaritas y amapolas, de ahí el nombre del vino. El autor apuesta por un coupage de dos de las variedades tintas con más auge en la provincia de Cádiz como son la petit verdot, uva francesa que da excelentes resultados en esta zona del sur, y la graciano riojana, que tiene muchas posibilidades de ser en realidad la autóctona tintilla de Rota, la cual está resurgiendo para convertirse en una variedad referente en tintos secos.
Tras la cata os puedo decir que es un vino que transmite la territorialidad de la zona, la mineralidad del suelo, y eso es una de las cualidades que más me gustan en un vino.
En copa nos lo encontramos un poco cerrado al principio (baja intensidad de aromas), incluso con algunos olores reductivos de su elaboración y estancia en botella, por lo que aconsejo una buena oxigenación, principalmente en una decantadora para disipar esos olores y despertar los matices y potencia que guarda el vino. Tengo que destacar que en este vino, Santi Jordi sólo aprovecha los rigores del invierno para estabilizarlo de forma natural, es decir, sin estabilización física ni química, sólo estacionaria. Debido a esto y a su naturalidad, pueden aparecer en la vida en botella precipitados dada su elaboración.
Un vino impresionante y de una calidad exquisita pero que pienso aún está muy joven y que con toda seguridad ofrecerá más matices en un par de años si se conserva adecuadamente en botella.

(Este vino pertenece a mi selección personal y lo podéis conseguir en www.defiguereovinos.com)


VISTA
De color rojo cereza intenso que irradia juventud, capa alta y ribete amoratado. Al mover la copa se muestra algo denso, tiñendo la copa y dejando gruesas lágrimas que bajan lentamente por el cristal.

OLFATO
Cerrado al inicio con tímidos olores reductivos que van desapareciendo con una buena aireación. Despierta y se muestra joven y potente con concentrados aromas de fruta negra (moras), cacao, tímidos tostados, hojas secas, mineralidad. Con el tiempo, esta nariz va progresando y desarrollando nuevos aromas, apareciendo recuerdos a regaliz negro y tartaletas de grosellas. Una nariz fresca, compleja y con pureza de matices.

GUSTO
Entra suave y fresco; prosigue ligero, ágil y sabroso; con unos taninos sedosos y una acidez de libro. Una boca con un extraordinario equilibrio y complejidad que perdura en el tiempo con mucha fruta negra y recuerdos minerales.


SER O NO SER 2011


100% Tinta de Toro de cuatro parcelas de un viñedo de entre 40 y 55 años en la provincia de Zamora.
D.O. Toro.
Criado en barricas de roble francés (75%) y americano (25%) durante 12 meses.
Botella número 0579 de 9146 botellas.
14,5% alcohol.
14,50€ aprox.


Éste puede ser el vino más comercial de Santi, pero no por ello, menos interesante. Pertenece a la D.O. Toro, pero se desmarca de los tradicionales vinos de esa zona, potentes y estructurados, procedente de varias parcelas seleccionadas por su interesante terroir y altitud (entre 690 y 750 metros). Es un “toro” de autor sedoso y fresco.
Un vino para tomar ya o para dejar un par de años, donde responderá con otros aromas sutiles de su estancia reductiva. Un “toro” diferente.

VISTA
Brillante color rojo cereza de media capa con ribetes morados y total limpidez. Buena lágrima.

OLFATO
Aromas medio intensos a fruta roja madura, lácticos (mantequilla), elegantes tostados, flores secas, balsámicos y fondo mineral (caliza). Femenino y seductor en nariz.

GUSTO
Boca suave y ligera, con acidez bien integrada y finos taninos marcados. Final persistente con recuerdos a fruta pasada y leves tostados. Equilibrio y frescura.


FLOR DE UN DIA 2009


100% Tempranillo de una parcela en ladera (870metros) con suelo muy poco fértil de un viñedo de entre 85 y 90 años en la provincia de Valladolid.
Vino de Mesa (Castilla y León).
Criado en barricas de roble francés de primer y segundo año durante 14 meses y afinamiento final en botas de palo cortado durante 8 semanas.
Botella número 0195 de 2286 botellas.
14,5% alcohol.
23,50€ aprox.


Este vino es una de las apuestas personales más fuertes de nuestro autor, que vuelve a sus orígenes, Jerez, para hacer realidad una idea que siempre ha estado rondando su cabeza… pasar un vino tinto por botas de vino de Jerez, esta concretamente de palo cortado. Tras varios intentos años atrás experimentando esta peculiar crianza en vinos tintos, es en esta añada donde ha conseguido lo que quería, transmitir en un vino tinto algunas de las peculiaridades que otorga una crianza oxidativa con tanta personalidad y autenticidad como es la del palo cortado en un equilibrio perfecto. Exactamente, la utilización de esta bota la realiza en el momento de la fermentación durante unos 9 días en botas abiertas y también al final, en el “afinamiento” de la crianza, justamente después de su crianza en barricas de roble francés y antes de su estabilización y filtrado ligero por placas antes de su embotellado. Su larga crianza en botella es la que le otorga definitivamente esos sutiles matices del bouquet terciario de los vinos de Jerez, integrándolos y consiguiendo una óptima conjunción organoléptica. Por esta causa, aconsejo una buena oxigenación para que este vino muestre sus “escondidas” bondades de vino generoso. Un verdadero Vino de Autor.

VISTA
Bonito y brillante color rojo cereza de media intensidad con ribetes morados y lágrima presente.

OLFATO
Nariz fragante, perfumada, femenina, intensa, con recuerdos de fruta roja pasada algo licorosa, balsámicos (romero), vainillas, pipas tostadas. Complejo.

GUSTO
Boca amable al entrar, fresca, ligera, fina, amplia, con acidez integrada y taninos presentes pero sedosos, y final muy suave, placentero. Un excelente vino fácil de beber que evoluciona en copa y en botella muy positivamente.





Tres vinos diferentes entre sí, con semblantes puros y auténticos. No soy brujo ni predigo el futuro pero estoy muy convencido de que este joven enólogo y apasionado de los buenos vinos está en el buen camino de todo lo que tienen que demostrar nuestros vinos, y mas concretamente de los vinos de la Tierra de Cádiz.


Desde aquí, quiero dar mi enhorabuena a Santi Jordi por darnos la oportunidad de poder probar sus vinos de autor, vinos con sentimiento, vinos que acarician.