martes, 27 de diciembre de 2011

BARBAROSA 2010, excelente rosado.

El vino sobre el que hoy voy a escribir es un rosado, el primer rosado de este blog, y va a ser de Cádiz, más concretamente de la zona de Arcos de La Frontera, bajo la denominación de Vino de la Tierra de Cádiz. Se trata de nuestro BARBAROSA 2010, 100% syrah de los viñedos del empresario valenciano Vicente Taberner, de la bodega familiar Huerta de Albalá, donde trabaja como comercial mi buen amigo Guillermo Manuel Villena, administrador también del blog Y de vinos, qué? (muy aconsejable su lectura), a través del cual conseguí esta botella (gracias Guillermo). Huerta de Albalá (que por cierto, es una de las que tengo pendiente visitar) es la bodega insignia en la provincia gaditana, en cuanto a calidad, ubicada en una zona privilegiada con un microclima muy especial, consiguiendo vinos que muestran las raíces de la zona, su terruño.


Bodega Huerta de Albalá, en Arcos de la Frontera, Cádiz (España).


Este vino rosado tiene la particularidad de que ha sido criado o madurado durante 3 meses sobre sus lías. Y ustedes os preguntaréis… ¿qué es eso de crianza sobre lías? Así que, ahí va la explicación. La crianza de un vino sobre sus lías no es un método simple de vinificación y mucho menos barato. Todo lo contrario. Su elaboración requiere paciencia y delicadeza para dar como resultado ese vino con una personalidad peculiar. Para entenderlo mejor, voy a explicar primero el significado de “lías”.
Las lías son los sedimentos o heces que aparecen en el fondo de los recipientes después de la fermentación del vino. Principalmente son las levaduras muertas, ácidos no solubles y restos vegetales de la uva. En la crianza sobre lías, que no es lo mismo que la fermentación con sus lías, estas pasan junto con el vino ya fermentado a la barrica para que estas transfieran al vino características singulares. Ya depende del enólogo el tiempo en contacto con estas, corriendo el riesgo de aportar aromas no deseables al vino, como por ejemplo los olores a sulfhídrico (huevos podridos) o a agua estancada. Para que esto no ocurra, las lías finas deben hallarse oxigenadas a través no sólo de los poros de la madera, sino también gracias al bâtonnage, técnica que ya expliqué en una anterior entrada. La crianza sobre lías aporta al vino más cuerpo y densidad en boca, expresividad, equilibrada con la elegancia, untuosidad y estructura semejantes a las de un vino criado en roble. Esto ocurre porque las levaduras muertas acaban consumiendo el oxígeno; mientras estas levaduras se van autodegradando, se origina la liberación de macromoléculas, que son las que dan una mayor riqueza grasa y una sensación más golosa al vino, beneficiándose de una menor oxidación, es decir, vinos que aguantan más en botella.

Esta técnica, muy utilizada hoy en día, aunque es antigua, estaba destinada prácticamente a los vinos blancos, pero también se está empleando en la elaboración de los rosados, teniendo sus opositores. Estos defienden el hecho de que una prolongada crianza en barrica con sus lías reduce las características típicas de un rosado de toda la vida: finura y frescura. Particularmente, pienso que hay gustos para todos y vinos para todos los gustos…

La syrah es la única variedad con la que está elaborado este rosado, como ya indiqué anteriormente, la misma con la que se hacen sus tintos que han cogido tanto prestigio en el ámbito nacional (Taberner Nº1, Taberner y Barbazul), siendo la variedad dominante en los coupage (ocupa el 60% de los viñedos), y otorgándoles esa particular personalidad propia en todos sus vinos.

Entrando de lleno en el vino que nos ocupa, llama la atención en primer lugar su preciosa botella, de diseño, alta, estrecha y sin hombros. Está entre las germanas tipo Rihn y las de icewine (como las “Vi de Gel” de Gramona). Totalmente transparente, incluida la etiqueta, con un grabado en relieve del nombre de la bodega, dejando a la vista un precioso color rojo sandía, límpido y lleno de fuerza… te tienta para que la abras. Al descorcharla y escanciarla en la copa, nos muestra su vestido brillante de alta costura… rojo rubí con
tonalidades cardenalicias; me recuerda a los tintos borgoñones de pinot-noir, tremendamente cristalino. En nariz, un abanico de sensaciones placenteras: profundidad y frescura, fruta roja (frambuesas), sandía, nísperos, piruleta, chicle, regaliz rojo… Lo mejor viene en la boca, se nos presenta con fuerza, tiene estructura, es poderosa, envolvente, con recuerdos de fruta roja y piruleta, especiada (propia de la syrah)… aromas intensos y persistentes que te dejan en la lengua cosquillas, con un final algo amargoso y juguetón con recuerdos a tabaco y caucho quemado. Sólo le faltarían taninos para ser un gran vino tinto. Excelente vino rosado, de los mejores que he probado. Llegará lejos, seguro.
Podría ser un vino muy indicado para cenas con mucha gente, ya que es un rosado que por su estructura y complejidad, se adapta bien a muchos tipos de platos (carne, pescado, pasta, ensaladas…). Un vino rosado para pasar estas entrañables fiestas…
                        
                             ¡¡Salud y Felices Fiestas!!


domingo, 11 de diciembre de 2011

REMELLURI Rva. 2006, clasicismo y modernidad.




Volvemos hablando sobre tintos después de varias entradas dedicadas a vinos del Marco de Jerez, y lo hacemos a lo grande, regresando a La Rioja Alavesa, para descubrir la magia y la tradición de una de las bodegas más antiguas de La Rioja. Porque hablar de La Granja de Nuestra Señora de Remelluri es hablar de la historia de una vida, de una casa, de una finca, de una familia, de La Rioja. No es de las bodegas más antiguas, aunque puede ser el lugar donde se elaboró vino por primera vez en La Rioja. Eso sí, desde el momento en que pusieron su primer vino en el mercado, después de la reconversión de la granja monástica de Toloño (Labastida), se ha convertido en un referente de la región y de toda España.

No voy a explayarme en los detalles históricos porque así lo hace muy bien en su web, pero tengo que subrayar que es una de las primeras bodegas riojanas que se asemeja a los chateaux bordeleses, rodeada de sus propios viñedos (105 hectáreas), respetando el medio ambiente, sin la utilización de productos químicos (están actualmente en conversión a viñedo ecológico con productos biodinámicos). Tienen también unas tres hectáreas de viñedos con variedades blancas francesas (viognier, roussanne, marsanne, chardonnay y sauvignon blanc), que forman parte en la elaboración del magnífico blanco barrica.



Pero el vino sobre el que vamos a tratar no es su blanco barrica, sino su tinto Remelluri Reserva 2006, que es el más conocido de esta bodega. Su vinificación es muy tradicional: vendimia totalmente manual en cajas de 20 kilos, selección manual en campo y mesa, pisado del sombrero, fermentación maloláctica en tinos de madera de más de 150 años con levaduras autóctonas y parte en barricas, trasiegos manuales, clarificación con clara de huevo,… Todo para que el vino se exprese libremente, porque según la filosofía de la bodega, sus vinos deben ser fieles a su casta y origen, es decir, deben tener “su propia alma”.


Y mucha culpa de esto la tiene el inquieto y siempre motivado Telmo Rodríguez, que después de llevar a cabo su proyecto “Compañía de Vinos Telmo Rodríguez”, vuelve a su casa, a Remelluri, para ser el encargado de llevar a cabo una seria transformación de esta bodega familiar, principalmente en el viñedo, que es dónde a él le gusta trabajar el vino. Telmo vuelve 12 años después a sus orígenes, ha madurado y quiere inculcar sus ideas a la filosofía de la bodega. Seguro que lo hará bien!!

Este vino en su añada 2006, está elaborado con tempranillo mayoritariamente, con un leve aporte de graciano y garnacha. El suelo sobre el que están plantadas estas vides son terrazas calizas pobres, de naturaleza arcillo-calcárea, con una roca madre que aflora por zonas. Esto claro, dota al vino de mayor complejidad y aporta rasgos minerales que se pueden percibir en la cata. Para su envejecimiento se opta por la utilización de barricas de roble francés (70%) y americano (30%) durante 17 meses, siendo embotellado en Mayo del 2008.  



La cata nos depara todo un mundo de sensaciones. Desde la fruta roja madura a los recuerdos de cuero curtido, desde los aromas florales (violetas) a la vainilla del roble francés, de lo clásico a lo moderno. La elegancia es su percha, y la frescura la bondad de su añada. Los taninos marcados esperan al final para expresarse jóvenes, algo verdes, dejándonos la boca limpia y seca, indicativo también de su larga vida por delante si es debidamente conservado, y augurando una madurez que reflejará otras sensaciones placenteras. Todo esto y mucho más dentro de una botella de vino, un gran vino de La Rioja.
Espero que os guste, y si tenéis la ocasión, haceros con una botella. Es un vino que no defrauda.
Hasta la próxima amigos!!

martes, 29 de noviembre de 2011

AMOROSO, de El Maestro Sierra.

Hablar de Bodegas El Maestro Sierra son palabras mayores en Jerez. Con más de 180 años de existencia sigue, generación tras generación, al frente de la élite de los mejores caldos jerezanos. Es una bodega al más puro estilo tradicional, siempre perteneciente a la misma familia, cuyo nombre “Sierra” proviene de un maestro tonelero (Jose Antonio Sierra) cuyos descendientes, a partir de 1992, decidieron elaborar sus propios vinos, ya que anteriormente sólo era exclusivamente almacenadora de vinos. Esta bodega, que actualmente dirige Dª Pilar Pla Pechovierto, está situada en la Plaza de Silos, dentro de la zona Conjunto Histórico-Artístico, y están catalogadas como “Elemento de Interés Genérico”, al ser una edificación que representa la identidad cultural jerezana. Si pasas por sus alrededores, justo por un callejón de su lateral (Calle Silos) y tienes la suerte de que estén abiertos sus ventanales, podrás deleitarte con los exquisitos olores tan característicos de una auténtica bodega jerezana.


En una visita improvisada, aun siendo fuera del horario de visita, me atrevo a llamar al timbre de la puerta y me invitan a pasar. Era Ana Cabestrero, Directora Comercial de la bodega y trabajadora de los quehaceres de la bodega. Amablemente me invita a pasar al interior mientras riega el albero para humedecerlo y favorecer el microclima interno que existe en las bodegas jerezanas. Botas y soleras antiquísimas, techos con vigas de madera altísimos, un taller de reparación de botas,… todo en un ambiente de tradición y duro trabajo diario. Hablando con Ana, me explica que parte del éxito de sus vinos viene dado por la no utilización en su elaboración de aditivos ni añadidos como jarabes o almíbares, ni química ninguna, utilizando sólo productos naturales provenientes de la misma bodega.

Fue en una cata de vinos generosos licorosos en VINOBLE 2010, comentada por César Saldaña en La Mezquita de El Alcázar de Jerez, cuando Ana Cabestrero, que por cierto estaba como oyente, contó la historia de por qué a los cream o médium se les llama amoroso. “Antiguamente, cuando todavía se oían las carretas transportando las botas por las calzadas jerezanas, el hombre era el encargado de llevar el vino a los hogares después de la dura jornada laboral terminada en las tabernas. En el despacho de vinos de las bodegas, además de llevarse el vino de siempre, se acordaba de su mujer y le pedía al bodeguero que le llenara por canilla (poner enlace de canilla)una garrafa con oloroso seco mas una pequeña cantidad de vino dulce (Pedro Ximénez) para que a su mujer le sabiera más meloso o amoroso”. Esta mezcla de vino seco y vino dulce, supuso una nueva forma de mezcla para los vinos de Jerez, que contrariamente a lo que se cree con los términos anglosajones de médium, golden o cream, fue originaria del pueblo de Jerez y no una invención de los ingleses, que inclinaban sus gustos por los menos secos hablando muy bien de ellos en su país. Y es de su Oloroso Amoroso Maestro Sierra del que os quiero hablar.

 Este “amoroso” está elaborado con un 90% de su oloroso seco de 15 años de solera y encabezado con un 10% de su Pedro Ximénez de 5 años. Sí, han leído bien, oloroso de 15 años, una delicia que tuve la ocasión de probar por primera vez en la pasada edición de VINOBLE. Pero mi sorpresa fue su bajísimo precio, entre 5 y 8 euros en el supermercado, una ganga!! Así que me hice con unas cuantas botellas. Una vez realizada la mezcla, se mete en las botas antiquísimas de roble americano de 500 litros y se deja envejecer durante 4 años más o menos por el sistema tradicional de soleras y criaderas. La etiqueta de los vinos de esta bodega representa una alegoría de los “nobles en la caza del zorro”, ya que el negocio del vino por aquel entonces estaba dominado por la nobleza y a Jose Antonio Sierra, un simple carpintero de toneles, le pusieron todas las trabas para que a su negocio como almacenista no le fuera “tan bien”.

Volviendo al vino, hay que rendirse a sus pies, magnífico como vino de postre y como aperitivo acompañando a quesos y pates, y ¿por qué no?, en una comida, especialmente en aquellas con toques especiados. Su nariz es increíble, potente, licorosa, compleja, recordando matices de oloroso viejo (especias dulces, frutos secos, galletas María, pastelería y ebanistería) junto a los aromas cedidos por el px (chocolate licoroso y dátiles). La boca es dulce y licorosa, a la vez que elegante y redonda, con la potencia que le aporta sus 19 grados de alcohol que de ninguna forma son agresivos. El final es de recuerdo. Como todos los vinos de Jerez, el post-gusto es inmenso y duradero, recordando todos los matices que hallábamos en nariz.

Un vino generoso de licor de élite!! Os aconsejo que visitéis la bodega y probéis sus vinos. Seguro que os dejan huella.
Hasta pronto!! 
                                                                

jueves, 10 de noviembre de 2011

Manzanilla Pasada Barón, para enamorarse.



Conforme te vas adentrando en el mundo de los vinos generosos (secos) del Marco de Jerez, vas conociendo su historia y tradición, la excelente calidad de sus caldos, y poco a poco y sin darte cuenta, te vas enamorando; es como los primeros meses de un noviazgo. Bueno, pues ahora me toca hablar de mi “novia” la manzanilla, residente de Sanlúcar de Barrameda y perteneciente a ese triángulo mágico que conforma El Marco de Jerez (Jerez- El Puerto- Sanlúcar). Y más concretamente, vamos a dedicar esta entrada a la excelente Manzanilla Pasada Barón, de Bodegas Barón, en la calle Molinillo, ubicada en el barrio alto de la ciudad, prácticamente al pie de la desembocadura del río Guadalquivir, aunque las nuevas instalaciones se encuentran en la Carretera de Chipiona (Hato de la Carne). Esta bodega con más de 410 años de vida, como casi todas las del Marco de Jerez cuida al máximo la tradición, artesanía y experiencia, transmitida generación tras generación (en este caso son más de diez) para salvaguardar la nobleza de sus soleras de máxima calidad, sin dar la espalda a los avances tecnológicos del presente. Hay un dicho que confirma la longevidad de esta bodega (fundada en 1631), considerada la más antigua de Sanlúcar: “Ya colón brindó con manzanilla Barón”.

En este complejo mundo de los vinos de Jerez, la manzanilla pasada no es una manzanilla que se ha echado a perder o que se ha avinagrado. Todo lo contrario. Las manzanillas normales, llamadas “finas”, son las jóvenes con una crianza biológica (en velo de flor) en torno a los 3 o 4 años; sin embargo la “pasada” tiene más años de crianza, en torno a los 7 o 8 años, estando casi al límite de un amontillado, viniendo de aquí el nombre de “manzanilla pasada”. Es una manzanilla al más puro estilo sanluqueño. Creo que con esta explicación queda claro el concepto.



En concreto, esta Manzanilla Pasada Barón, está obtenida con uvas de la variedad palomino, con un tiempo medio de crianza de 7 años en 15 criaderas de vasijas de madera de roble americano con más de 360 años de solera. Son las antiquísimas soleras adquiridas a Don Anselmo Paz por Don Manuel Barón Fernández, fundador de esta dinastía vinicultora. Es como dicen en su web: “el mejor bodeguero es el tiempo”. Es un vino de sensaciones inolvidables cuando lo tomas por primera vez, diferente a todo lo de antes, te hechiza y embruja, es femenino pero con carácter, y te puede hacer compañía en los aperitivos, en las comidas o incluso siendo un ingrediente de la comida. En este aspecto, puedo asegurar que es el mejor vino blanco que se le puede echar a un plato, siempre en dosis pequeñas dado su alto potencial aromático, dotando a la comida de unos olores que te atrapan. ¡¡Una delicia!!

Hoy en día, Bodegas Barón S.A. están conducidas por Juan Luis Rodríguez Carrasco y José Rodríguez Carrasco, hijos del antiguo propietario D. José Rodríguez Jiménez, que la adquirió allá por el año 1984 a D. Manuel Barón Fernández, dándole el impulso y fuerzas necesarios para demostrar la calidad de sus vinos, aunando tradición y nuevas ideas.
A la hora de la cata debemos escoger una copa no muy grande y con la boca estrecha, tipo catavinos, para apreciar mejor sus características organolépticas, y siempre a una temperatura entre 7 y 9 grados.



En copa nos encontramos con una manzanilla de color amarillo pajizo brillante con destellos dorados. No hace falta acercarnos mucho la copa a la nariz para percatarnos de su intenso aroma y frescura. Levaduras de flor, almendras un poco tostadas, algo de pastelería, envueltos sobre un fondo de marea baja o marisma propia de estos vinos. En boca la sentimos vigorosa, grasa, algo punzante, fresca y sabrosa, salina, y con una persistencia constante como ningún otro vino.



 Es la persistencia en el post-gusto lo que a los vinos generosos del Marco de Jerez le ha dado tanta fama, sobre todo en los países anglosajones como Inglaterra por ejemplo. Debemos de recordar que estos vinos ya eran exportados a este país en el siglo XII, siendo reconocidos como Sherry, y disfrutando del liderazgo en el mercado del consumo del vino de ese país. Según mi opinión, la persistencia en el retrogusto es la principal virtud que debe tener un buen vino y que denota la gran calidad del mismo. Es el factor que más puntúo a la hora de dar una valoración junto a su limpieza, siempre en relación a los vinos del mismo tipo.

Se recomienda que la manzanilla acompañe en aperitivos como tapas, aceitunas, marisco, quesos no muy fuertes, y en las sopas o pescados blancos. Debido la corpulencia y sensación grasa de esta manzanilla pasada, decidí que acompañara a un buen chuletón de ternera al vino blanco (manzanilla claro), demostrándome que acerté de pleno, exaltando cada bocado y limpiando la boca para el siguiente. ¡¡Una maravilla!!
Los interesados la pueden adquirir en la magnífica tienda virtual de Sanlúcar, Todo a Granel, de mi amigo Rafael de La Cruz, que os aseguro complacerá y servirá de la mejor forma posible.
A partir de ahora… “nunca faltará una manzanilla pasada en mi vida”. ¡¡Hasta la próxima!!

jueves, 27 de octubre de 2011

TINTILLA DE ROTA, de Bodegas El Gato.

Este vino es uno de esos vinos raros, de los difíciles de encontrar, de los que existen muy pocas botellas en el mercado. Es el vino local de la villa de Rota, localidad de la provincia gaditana, y es allí en sus bares y tascas donde mejor podemos degustarlo por copas en un ambiente amigable y ameno. Es un vino dulce, o mejor dicho un vino tinto de licor de la casi extinguida variedad roteña tintilla de Rota, que lleva en su composición un poco de arrope, que no es sino el mosto cocido y concentrado de la misma tintilla hasta un quinto de su volumen a fuego directo, es decir, una reducción.
Su elaboración sigue el método artesanal ayudado por las escasas nuevas tecnologías que la bodega ha incorporado. Las uvas se exponen sobre esteras de esparto tendidas en el suelo para que se deshidraten con el sol como se hace en Jerez con la pedro ximenez para la obtención de los dulcísimos e increíbles Pedro Ximenez. A continuación, se separan las uvas deshidratadas de los raspones para después echarlas junto con el arrope en un capacho para ser pisadas o a las pozas de las prensas para ser prensadas. El líquido obtenido fermenta y pasa a las botas de 12 años de solera, convirtiéndose en esta joya enológica que dormirá y mejorará en la bodega hasta su salida al mercado.

La tintilla de Rota, única protagonista de este vino del que se tienen referencias desde 1880, tiene sus granos pequeños y alargados, con aromas concentrados y poca agua, y antiguamente estaba destinada también para la elaboración de vinos tintos secos acompañando a variedades tintas de gran nombre y comportándose fabulosamente bien. De hecho, y gracias a los adelantos genéticos, se ha demostrado que la tintilla es la misma variedad que la graciano riojana o la parraleta aragonesa pero con algunas diferencias morfológicas debido a la diferencia climática y de terreno. De todas formas, la tintilla de Rota sólo es exclusiva de Rota. Al ser una vid fuerte, se pensó que era resistente a la filoxera (1870) cuando resistió sus ataques, pero esto fue debido en realidad a la buena calidad del suelo arenoso, ya que la filoxera no viaja sobre este tipo de suelos. Pero al ser un fruto de poca producción (un kilo de uva tintilla equivale a medio litro de vino), su cultivo fue desapareciendo lentamente, y hoy solamente hay unas cuantas hectáreas existentes en la provincia gaditana. Por aquellos años, el vino dulce Tintilla de Rota tenía una gran presencia en mercados como el holandés y el inglés, donde anecdóticamente se usaba como vino de misa, pero empezó a decaer a principios del siglo XX, y hoy en día se puede afirmar que es una reliquia enológica, un deseado para muchos aficionados de los buenos vinos como el que escribe.

Uno de los grandes culpables de la recuperación de esta variedad como vino dulce es Juan Martínez Martín-Niño, o para los amigos o conocidos Juan “El gato”, empresario y propietario local de la Bodega “El Gato” y único productor de esta uva con viñedos propios en Rota, al que varios viticultores de la zona le suman varios kilos de esta variedad para la elaboración de su vino dulce de tintilla. Exactamente este año 2011, se han prensado en esta bodega alrededor de 6000 kilos a través de una prensa para la pisa de más de 70 años que el mismo Juan ha ido transformando, acoplándole nuevas tecnologías para que sea más eficiente y no se quede anticuada. Según Juan, su primer objetivo es dar a conocer su vino para conseguir devolverle la popularidad que tuvo hace muchos años. Para colaborar con su misión, Juan anima a los hosteleros a contar con este vino en sus cartas, ya que venden sus botellas por 12€ y por 1,5€ la copa, un precio muy razonable teniendo en cuenta la gran calidad de este vino.

El vino tintilla de esta bodega se nos presenta con una bonita y elegante botella bordelesa de cristal negro opaco vestida con una etiqueta moderna de color oscuro con letras en vertical del nombre, cambiando así la imagen para atrapar a los nuevos consumidores jóvenes a los que nos gusta los diseños actuales y, de camino, ayudar al consumo de tan fabuloso vino. Al tener 17 grados de alcohol, yo recomendaría su consumo a unos 10 grados de temperatura, es decir, ni frío ni caliente, para poder apreciar con nitidez los rasgos dulzones de este vino sin que se nos haga pesado, con frescura.


En copa se nos presenta con un color a cuero viejo con ribetes yodados, y al moverla se nos muestra denso, marcando la copa con un anillo que deja caer lentamente gruesas lágrimas que delatan su dulzura.
Al acercárnoslo a la nariz, nos regala un mundo de sensaciones perfumadas. Higos secos, licor de café, melaza de caña de azúcar, uvas pasas, chocolate quemado, toffee, alguna especia dulce como la canela,… En nariz, me recordó cuando lo probé por primera vez a esos viejos vinos dulces de Roussillon elaborados con variedades tintas como la grenache noir.
La entrada en boca es potente y vigorosa con una acidez golosa que impera en todo su recorrido. Nos llena la boca con un paso lento y cálido por la evidencia de los 17 grados de alcohol. Su persistencia es fabulosa con recuerdos de pasas, higos y toffee.

Si observamos la etiqueta de esta botella, podemos leer la indicación de “Viñedos de España” impresa sobre ella. Pero esta indicación fue extinguida desde el 17 de Febrero de este mismo año. Sin embargo, los vinos que dispongan del Certificado Agrocolor en vigor, como es este el caso, tienen una prórroga para poder seguir señalándolo como tal hasta el 31 de mayo de este año, fecha a partir de la cual el Certificado perderá su validez. Así que las botellas comercializadas o etiquetadas de esta bodega de aquí en adelante sólo pertenecerán a la indicación de “Vino de la Tierra”.
Gracias a Rafael de La Cruz de Todo a Granel por suministrarme mi primera botella y a Jose Augusto (Novena Provincia) por regalarme mi primer sorbo de este tan preciado caldo. Espero poder agradecérselo a los dos con una copa de este vino en la tasca de la Bodega El Gato, el mejor lugar para ello.
Aparte de poder disfrutarlo en la copa, con este vino dulce se puede hacer una deliciosa salsa, acompañando por ejemplo a una riquísima lubina de la tierra (del mar, en este caso), como nos enseñan en este vídeo de canal sur cuyo enlace pongo a continuación:

Hasta otra y, ¡¡viva la tintilla de Rota!!

sábado, 15 de octubre de 2011

Visita a las BODEGAS LUIS PÉREZ, pura pasión.



De mí visita a las Bodegas Luis Pérez en Jerez de la Frontera, tres fueron los conceptos que me transmitió Willy Pérez durante su exposición: ilusión, calidad y amor por el viñedo.
Bodegas Luis Pérez es el proyecto y sueño de Luis Pérez Rodríguez, enólogo y profesor de la Licenciatura de Enología y natural de Sanlúcar de Barrameda, es figura importante en la historia del vino de Jerez con una dilatada biografía al que hace poco, en el 2008, se le concedió la Medalla de


 Oro al Mérito en la Investigación Enológica por la Federación Española de Asociaciones de Enólogos. Adquiere la finca “Hacienda Vistahermosa” situada en el cerro Pago del Corchuelo, el segundo más alto de la campiña jerezana, y se atreve a plantar las variedades tintas merlot, syrah, tempranillo, petit-verdot y cabernet sauvignon. Según nos cuenta Willy Pérez, hijo de Luis Pérez, estamos obligados a recuperar nuestra historia, íntimamente ligada a la elaboración de vinos tintos, al contrario de lo que mucha gente piensa relacionando a Jerez con los generosos. Los fenicios introdujeron, hace más de 3000 años, el vino en España por nuestras tierras, creándose los primeros tintos, así que, tenemos una de las culturas vitivinícolas y enológicas más antiguas de toda Europa Occidental.
Ahí queda eso para los franceses, que engordan presumiendo de su gran cultura vinícola.
Entre las viñas, nos muestra el sistema de conducción de doble cordón, el más indicado para este clima; nos cuenta la importancia del suelo, de la materia viva, del equilibrio entre suelo rico y suelo pobre; y del estrés hídrico para que la planta, a través de sus raíces, busque los nutrientes necesarios entremetiéndose entre las arcillas calcáreas con margas yesíferas del suelo.

Porque según Willy, “El vino se hace en el viñedo. Hoy en día, casi todos los vinos se parecen unos a otros, se acomodan al gusto del consumidor. Hay que buscar la diferenciación, sacando lo máximo y mejor de nuestro terroir, posiblemente única diferencia con la que podemos competir en la primera división de los grandes tintos”.



  Nos conduce hasta uno de sus orgullos, la “viña experimental”, dónde tienen plantadas 19 variedades de vides entre blancas y tintas, de las más conocidas, para analizar su comportamiento en estas tierras y clima, y para que los turistas visitantes puedan incluso probar o catar las uvas de las diferentes variedades. Quién sabe, en un futuro podríamos ver un vino monovarietal de monastrell o de albariño con la indicación de ¿D.O. Vinos de Cádiz?, con esta familia todo es posible…


Uno de los proyectos en los que tienen puesto más ilusión es la elaboración de un tinto seco de la variedad 100% tintilla de Rota, hoy casi en el olvido. Es una uva de grano pequeño que da vinos con un color muy oscuro y reflejos violáceos, con mucho cuerpo y sabor dulce y amargo a la vez. Según los estudios realizados, esta variedad es la misma que la graciano riojana y la parraleta aragonesa. De momento están haciendo una microvinificación en una barrica de roble francés de primer año, donde lleva tres semanas haciendo la maloláctica. Seguro que Willy demuestra que es un acierto el trabajo con esta estupenda variedad.

También tienen proyectos paralelos al vino en la finca. Uno hecho ya realidad. Es un salón de celebraciones para más de 400 personas donde existe una especie de balcón acristalado en el centro con vistas a la sala de barricas donde están madurando los vinos de la bodega. Otro es un recinto al aire libre para exhibiciones ecuestres ante unas vistas preciosas, o la plantación de una vid gigante que dé sombra a un patio pegado al recinto ecuestre para dar clases o explicaciones relacionadas con el mundo del vino. Es una bodega familiar con proyectos importantes donde todo se hace con la mayor ilusión, tan importante para triunfar en este difícil mercado.
En cuanto a sus vinos, destaca uno elaborado 100% con la variedad petit-verdot. Es el Luis Pérez Petit Verdot. Se puede decir que es un vino de autor, y junto con el tinto Taberner N1 de la bodega arqueña Huerta de Albalá, lidera la lista de los tintos de calidad de la provincia gaditana. ¡¡Qué bonito, el perrito y el caballito en primera línea!! Está madurado en barricas nuevas de roble francés de los bosques de Allier durante 12 meses, consiguiendo una petit-verdot con mucha estructura y cuerpo, aunque también es golosa, sedosa y compleja en sus aromas (toques minerales, tinta china, mina de lápiz, trufa, virutas de lápiz) donde la futa negra (moras) acompaña en todo momento, y al final, nos deja una sensación de grandeza en boca, como los buenos tintos burdeos. Un vino que, añada tras añada, va adquiriendo más calidad y más prestigio en la zona.



Sus otros dos vinos, Garum y Samaruco, son también excepcionales:
Samaruco, elaborado mayoritariamente con una syrah aromática y con personalidad, acompañada por la petit-verdot, merlot, tempranillo y cabernet sauvignon, y madurado durante 12 meses en barricas nuevas de roble francés. Nos regala aromas a frutos rojos acompañados con toques minerales, café, chocolate y unos taninos de calidad de la madera. Un vino con una r.c.p. excelente.
Garum, recientemente premiado con la medalla de plata en el concurso “Arribe de Salamanca”, compitiendo con más de 400 vinos de España y Portugal. Es la primera vez que esta bodega expone uno de sus vinos en un concurso, y parece que lo ha pasado con un sobresaliente. Este vino está madurado durante 12 meses en barricas de roble francés y americano, y para ser el tercero de la bodega, tiene una calidad excepcional (aromas florales, frutos rojos, balsámicos y de madera) con una boca sedosa y amable, más del gusto de todo el mundo.
A la hora de las degustaciones de los tres vinos, Willy buscando un poco de ingenio en la cata, nos puso a prueba con un ejercicio de coupage. Teníamos que adivinar, mediante la cata de vinos monovarietales, un coupage (mezcla) que él ya había preparado, aproximándonos, lo más posible, al tipo de variedades y a su proporción. A continuación, un enlace al vídeo demostrativo que grabó el propio Willy: 
http://www.facebook.com/video/video.php?v=287225497972231



Creo que esta bodega es un modelo a seguir por muchos profesionales jóvenes con ganas de hacer algo diferente en la provincia, crear una verdadera revolución en la producción vinícola gaditana, poniendo todos sus intereses, principalmente, en la elaboración de tintos de calidad para los gaditanos y para toda España.

martes, 27 de septiembre de 2011

“II Cata de vinos Casino de Los Barrios”

La “II Cata de vinos Casino de Los Barrios”, celebrada el pasado 23 de septiembre, reunió a muchas personas deseosas de descubrir el fascinante mundo del vino, y creo que se consiguió. Acudieron alrededor de 40 personas, entre ellas algunas dedicadas al sector, en un salón amplio y acogedor, ideal para la práctica de este ejercicio. La cata fue dirigida por Juan Antonio Collado de la vinoteca Bodegas Collado.


Juan Antonio Collado de la vinoteca Bodegas Collado.


Fueron cinco los vinos elegidos, siguiendo este orden:
·         Otazu Rosado 2010 de Bodegas Otazu. 100% merlot del “Pago de Otazu” de Navarra.
·         Atrium Chardonnay 2010 de Bodegas Miguel Torres, del Penedés. 100% chardonnay fermentado 5 meses en barricas nuevas europeas.
·         Finca La Estacada 2008 12 meses barrica. Tempranillo y otras. De Bodegas Finca La Estacada, de la Tierra de Castilla la Mancha.
·         La Casilla 2009 de Bodegas y Viñedos Ponce de la D.O. Manchuela. 100% bobal criada durante 11 meses en barrica francesa.
·         Mauro 2008 de Bodegas Mauro. V.T de Castilla y León. 90% tempranillo y 10% syrah criados durante 14 meses en barrica.
Fue una cata amena y divertida, o mejor dicho, fue una cata-maridaje, intercalando platos entre los vinos, con comentarios y opiniones diversas sobre los vinos expuestos, y algún que otro debate como la decisión de utilizar corchos sintéticos en algunos vinos, gustos por la barrica francesa o americana, las indicaciones geográficas de algunos vinos, etc.; todo en un ambiente cómodo y amigable.

 De los cinco vinos, dos fueron los triunfadores de la noche: Mauro´08 y La Casilla´10. El vino de Mariano García, por su equilibrio, elegancia y complejidad; y este descubrimiento de la D.O. Manchuela por la calidad de su bobal, espectacular.
La variedad bobal es típica de la D.O. Manchuela y de Utiel-Requena. Es resistente a la sequía y al oídio, pero sensible al mildiu. El tamaño del grano es medio-grande, con un hollejo duro y grueso, con alta calidad de sus taninos y antocianos, por lo que son de gran potencial para vinos de guarda, obteniendo vinos con gran cuerpo, estructura y de acidez alta. Esta variedad mediterránea estaba dedicada casi exclusivamente a vinos rosados y tintos jóvenes, pero con las nuevas técnicas que extraen todo su potencial, está siendo una auténtica revolución en el levante español.

Este vino de Bodegas y Viñedos Ponce, madurado durante 11 meses en barrica francesa, se nos muestra con un intenso y limpio color rojo picota de capa alta, rodeado por un ribete violáceo.
La nariz es intensa, perfumada, potente y expresiva, con aromas de fruta negra en sazón en primer plano, especies (pimienta negra), tostados y nítidos matices a tierra húmeda al final.
En boca es potente, todo fruta, con gran equilibrio y acidez, taninos marcados de calidad, un poco astringente y de gran persistencia. En la retronasal, encontramos acompañando a la fruta negra, suaves cremas lácticas y aromas minerales, posiblemente de sus viñedos viejos (de 35 a 60 años) de su terruño.
Un vino que expresa con gran dedicación la calidad de su terroir, a través de una bobal excelentemente trabajada con unas técnicas artesanales que sacan todo su potencial. A su gran calidad, hay que sumarle su bajísimo precio, alrededor de los 12€, así que, debemos de incluirlo en el saco de los vinos con una excelente r.c.p.


De izq. a der. : Juan A. Collado, Juan Manuel Figuereo (yo),
Jose Augusto (Novena Provincia) y José Miguel García Prados.
Después de la cata, los que nos quedamos “con ganas de más”, organizamos una post-cata, entre amigos del facebook que se volvían a encontrar y otros que nos veíamos por primera vez, compartiendo excelentes y riquísimos vinos, pero eso es otra historia…
Quiero dedicar esta entrada a cuatro nuevos grandes amigos, a los cuales he conocido gracias al vino, razón que nos une a todos. Son: Novena Provincia, Jose Miguel, Guillermo y Rafael De la Cruz (gracias por tus fotos). Un fuerte abrazo a los cuatro y ¡¡salud!!