viernes, 16 de marzo de 2012

El "Príncipe" de los tintos de Ronda

De la relevancia que están teniendo los tintos andaluces en la última década en el mercado del vino español tienen gran culpa, si así se puede decir, los tintos de la Serranía de Ronda (D.O. Vinos de Málaga), que de alguna forma, gracias a la altitud y al clima de la zona tan beneficios para la vid, están revolucionando la visión de los nuevos y modernos vinos que están conquistando cada vez a más paladares. Son ya unas cuantas bodegas, que con la ilusión y el esfuerzo de nuevos viticultores locales y foráneos, ofrecen calidad en estas tierras malagueñas, como Bodegas Doña Felisa, Bodegas La Sangre de Ronda, Bodegas Joaquín Fernández, Bodegas Descalzos Viejos, Bodega F.Schatz, Bodegas Cuesta la Viña, Bodegas Kieninger, Bodegas Conrad, Bodegas Cortijo los Aguilares, Bodegas Pasos Largos, Bodegas Vetas… y algunas más que seguro se me escapan. Pero la pionera que introdujo la viticultura y enología modernas en estas hermosas tierras fue Bodegas Cortijo Las Monjas (al igual que el viticultor alemán Federico Schatz, de Bodega F. Schatz), a través del Príncipe Alfonso de Hohenlohe (Viñedos y Bodega Príncipe Alfonso de Hohenlohe).


Príncipe Alfonso de Hohenlohe
 Este personaje mediático (1924-2003), creador del Marbella Club y del Sanlúcar Club de Campo, traslada su residencia a esta finca de la Serranía de Ronda, asentándose definitivamente en la provincia malagueña, en la que hizo fuertes inversiones inmobiliarias y de la que estuvo siempre enamorado. Planta 15 hectáreas de las variedades foráneas cabernet sauvignon, syrah, merlot y petit verdot, y de la española tempranillo, comenzando así su andadura vinícola en tierras andaluzas asesorado por Carlos Falcó, gran amigo suyo, y recordándonos con su buen hacer, que Ronda es tierra de vinos, ya que así lo demuestra su historia.
Con el indicativo de “Vino de Mesa de Andalucía” este tinto, Príncipe Alfonso de Hohenlohe Reserva Privada 2007, pertenece a una serie numerada de 51000 botellas de las que esta, de la que yo hago el análisis, es la número 001666. Ha sido elaborado en el Cortijo Las Monjas de Ronda a unos 700 metros de altitud, ideal para la maduración y sanidad de las uvas, en suelos arcilloso-arenosos a partir de las variedades cabernet sauvignon, syrah, merlot y tempranillo, y madurado durante 12 meses en barricas de roble francés y americano.

En copa nos muestra un coqueto color rojo rubí, brillante, cristalino, algo abierto con ribetes rosados, fluido. Nariz medio intensa, expresiva y sutil, con evocaciones de fruta roja licorosa, balsámicos, florales, y madera presente con recuerdos de especias dulces (canelas) sobre un fondo mineral. En boca se nos expone con frescura, algo blanda y plana en aromas con unos taninos casi imperceptibles (fácil de beber), cediéndonos un post-gusto pétreo y una sensación parecida al sabor de un chicle de fresa mascado durante mucho tiempo. En resumen, es un vino que nos dice mucho más en nariz que en boca, pero debemos recordar que el vino está hecho para ser bebido, pues es una bebida. Espero que el otro vino de esta bodega, Andalus Principe Alfonso de Hohenlohe Petit Verdot, demuestre algo más que este tradicional vino. En cuanto a su compañía en la mesa, se asociaría bien con platos algo complejos pero no muy contundentes, sin salsas fuertes, ya que es un vino de poca estructura y taninos sedosos.  
La contra-etiqueta de esta botella refleja que este vino pertenece a la indicación de “Vino de Mesa de Andalucía”, pero tengo que recordar que esta indicación es muy joven. Legalmente, entró en vigor con el nuevo Reglamento del 2008. Antes se indicaba como “Vino de Mesa”, el escalón más bajo de todas las categorías, y era la indicación obligatoria para el vino que no estaba acogido a ninguna denominación de origen ni indicación geográfica. Además, no podía indicar su región de producción, el año de la cosecha ni la variedad de uva. Pero la cosa ha cambiado un poco, vamos mejorando. A partir del 2008, es obligatorio mostrar la indicación geográfica, el área geográfica, las variedades de uvas empleadas y el tipo de vino. Pero esta indicación no es necesariamente un signo de baja calidad, todo lo contrario. Es la única forma que tienen algunos viticultores artesanos o creativos para poder sacar al mercado a sus vinos que se salen del redil, por el simple hecho de no seguir las numerosas y “caras” reglas de las distintas Denominaciones de Origen. Es como poner fronteras a las iniciativas y la creatividad.
Desde el año 2000, la bodega pertenece al Grupo Arco, llamado actualmente “Arco Wine Investment Group”, de donde son también bodegas como Berberana o Marqués de Griñón, por nombrar algunas. La finca posee una casa-cortijo típicamente andaluza, y una extensión de más de 15 hectáreas de viñedo encaminadas a las tan de moda rutas enoturísticas (Ruta de los Vinos y Bodegas de Ronda) tan preciosas.

Actualmente, la viticultura en la Serranía de Ronda es uno de los sectores con más futuro en la economía rondeña, gracias a la gran demanda de sus tintos, considerados por muchos como los mejores de Andalucía por su altísima calidad. Son bodegas y viñedos preciosos, como lo es su hermosa ciudad, liderados por familias que te ofrecen que pases a su casa y puedas comprobar en persona cómo trabajan, cómo hacen el vino y lo cuidan, para que llegue a nosotros y podamos disfrutarlo. Una de las mejores y más preciosas regiones vinícolas que puedo aconsejar. ¡Animaos a visitarla y seguro que os dejará embelesados!
Hasta pronto!!  

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