lunes, 27 de agosto de 2012

PALO-CORTADO TRADICIÓN, misterios del sur.



Durante los escasos días de vacaciones de los que dispongo al año, aprovecho para escaparme en una visita fugaz de las mías, a la capital mundial de los vinos finos y generosos, es decir, a Jerez de la Frontera. Después de varias peticiones y ruegos a mi sufridora mujer para que me deje ir una mañana en plan “enoturístico”, esta cede y rápidamente cojo mi cámara y mi libreta para colarme, sin previo aviso, en una de las bodegas con más calidad y tradición del Marco de Jerez. Y digo tradición porque ese es su nombre, Bodegas Tradición.
Mucha calor por esas calles jerezanas, pero una vez que uno entra en una de estas bodegas parece que está en el cielo y surge la magia… ambiente fresco y aromas de jereces que flotan como perfumes. Lo dicho, el cielo para un enamorado de los vinos de Jerez como yo. Con dos naves separadas, una para la crianza de los brandies y otra para la de los vinos, la bodega no es muy grande, del estilo de Maestro Sierra o de Rey Fernando de Castilla. Botas que crían los vinos por el tradicional sistema de solera, a excepción de unas cuantas botas de crianza estática, es decir, con una añada específica para amontillado, palo-cortado, oloroso y px, que en su día se guardaron bien para recordar un año en concreto o por ser una añada con mucha calidad.
La filosofía de la bodega aúna tradición y métodos artesanales para dar productos con una calidad sublimes. De hecho, todos sus vinos tienen el certificado del Consejo Regulador como vinos V.O.S. (Vinum Optimun Signatum o Very Old Sherry) o V.O.R.S. (Vinum Optimun Rarum Signatum o Very Old Rare Sherry), que aseguran el camino de calidad de estos caldos. Como ya creo que he explicado en algún post anterior, V.O.S. son los vinos con una crianza en solera de más de 20 años y V.O.R.S. con una de más de 30 años. Es como una clasificación de los vinos muy viejos del Marco jerezano con unas características propias otorgadas por el tiempo. Las botas de estos vinos viejos son precintadas por inspectores del Consejo Regulador para corroborar su vejez y calidad. Son sometidos al examen de un comité de cata independiente y sin ninguna vinculación a la bodega, certificando la vejez media y su extraordinaria calidad. Todo el proceso de elaboración y crianza es muy manual, casi todo a la vieja usanza, desde los rociados de criaderas por gravedad a el etiquetado o lacrado de las botellas, siempre a mano.


Cuatro son los vinos de esta bodega con una calidad impresionante: Amontillado, Palo-Cortado, Oloroso y Pedro Ximénez. Todos me dejaron alucinado por sus características organolépticas, pero el que se llevó el gato al agua, mí preferido, fue la rareza de los generosos jerezanos, el Palo-Cortado, con una crianza en solera de 35 años. Esta tipología de vino surge, según cuentan los muy entendidos, por azar. Son vinos que están destinados a la crianza biológica cuyo velo de flor se desvanece en un determinado momento por variaciones de humedad principalmente, aproximándose hacia características de amontillados y olorosos. En este aspecto juega gran importancia la nave dónde se encuentran las botas, donde la oxidación depende de la frescura de estas; a más frescura se produce una oxidación más lenta, y a mas temperatura se acelera la misma. De hecho, el Consejo Regulador define a estos “misteriosos” como vinos que aúnan la delicadeza y finura en nariz de un amontillado con la estructura y redondez en boca de un oloroso. Y créanme, este PALO-CORTADO TRADICIÓN lo cumple al 100%. Elegante y sabroso.
El camino que sigue una uva para convertirse en un palo-cortado es el siguiente, según me explicó muy bien la guía de esta bodega:

Se vendimia la variedad palomino fino (siempre esta variedad) y se lleva al lagar para su prensado sin ejercer demasiada presión, para que salga un zumo ligero y suave idóneo para la elaboración del fino. Se realiza la fermentación alcohólica y el añadido de levaduras, siempre autóctonas, para la fermentación y el desarrollo del velo flor, consiguiéndose el mosto base. Se le corrige en acidez y se clasifica por primera vez después del deslío (separación de las lías) para que el mosto más ligero y limpio se destine al camino de los finos (el mosto más “gordo” se dedica a los olorosos). Seguidamente, se encabeza con alcohol vínico hasta los 15 grados y se trasiega a botas en “sobretablas” (las más altas de las andanas destinadas a finos) para que, rellenando hasta las 5/6 partes, desarrolle el velo flor. Aproximadamente al año, el capataz hace la segunda clasificación, y es ahí cuando ocurre lo inesperado o misterioso… Este “fino” debido a diversas circunstancias (cambio de temperaturas, uvas de pagos diferenciados, personalidad de determinadas botas, etc.) aún tiene esa finura y limpieza en nariz típica de los finos, pero en boca se va haciendo más untuoso o “gordo”. El capataz toma la determinación de descartarlo de la andana de los finos y lo encabeza con alcohol vínico hasta los 17 o 18 grados. Estas botas se asignan a la andana de palo-cortado y son marcadas por el mismo capataz a tiza con una raya horizontal cortando a la anterior vertical (señal de fino), formando así la marca del palo-cortado, tal y como muestro en la foto. En sucesivos controles del capataz sobre estas botas de palo-cortado, puede trazar hasta cuatro veces con una raya horizontal a la vertical, dependiendo de las correcciones y “gordura” del vino.
También hay otras formas de elaborar los palo-cortado más o menos fraudulentas pero no llegando al punto de ilegales (mezcla o cabeceo de amontillado y oloroso) utilizados por otras bodegas, pero que para un sibarita como yo es como un insulto… pero como no es el caso de esta bodega en cuestión ni tampoco este es el sitio para hablar de ello, prefiero no tocar este tema a debate.
Hace poco mi compañero y bloguero Vicente Vida, en una entrada reciente de su blog “Vinos Para Compartir”, ponía al lector en una compleja tesitura… qué vino beber si sólo hubiera un día más. Pues yo lo tengo muy claro Vicente, el PALO-CORTADO TRADICIÓN, por su eternidad para los sentidos. Es un vino, primero, para tomarlo sentado en tu rincón personal favorito y, segundo, para ser acompañado por una buena compañía que también aprecie tanto este vino como el que escribe. Y si a todo esto le añadimos una buena partitura de música clásica ambientando la habitación, créanme que tiene que ser lo más parecido a estar en el cielo con los sentidos en la tierra. Es un vino bello en todos los sentidos para los sentidos. De los que pueden llegar a poner la piel de gallina.
Su larguísima crianza le otorga sutilezas y diferencias olfativas, siendo popularmente definidos como “vinos de pañuelo” o “vinos de alcoba”. Personalmente los considero como “vinos perfume” porque una vez que los tomas, te acompañan durante todo el día dejando ese perfume que nos recuerda lo maravilloso que puede ser un gran vino. Vamos con su descripción:

PALO CORTADO TRADICIÓN

Botella Número 219/1500.
100% palomino fino.
19,5% de alcohol.

MIRADA
Es cristalino, transparente, sinuoso, femenino y coqueto. Vistiéndose con un traje hecho a medida dorado viejo y con destellos ambarinos. Seductor.
FRAGANCIAS
Impresionante es su mejor calificativo. De los que se catan a un metro de distancia. Elegante y punzante, sensual diría yo, muy fino y fresco, con perfumes de especias dulces (vainillas) y maderas muy viejas. Recuerdos de flor de su lejana juventud combinados con frutos secos (nueces y avellanas) e infusiones de té. Todos muy integrados y equilibrados.
SORBO
Ataca seco pero pronto nos encontramos con una piel sedosa y sensual, muy elegante y equilibrada. Ligero en su recorrido, con una calidez muy integrada y una amplitud compleja. Su final es de cine… hermoso e interminable, recordándonos a esa sublime nariz.


Desde aquí quiero felicitar a esta gran familia de Bodegas Tradición por todo lo que nos deja compartir, sus maravillosos vinos. Que sigan así hasta la eternidad. Gracias.

5 comentarios:

  1. Hola Juan Manuel
    La verdad es que me has devuelto bien la pelota. Si en la entrada de mi blog tenía claro que El Ygay GRE '59 era mi vino, ahora que citas esta bodega me haces dudar.
    El palo cortado no he tenído oportunidad de probarlo, pero sus olorosos si que los he catado, y sin dudarlo son vinos que al menos una vez en la vida (como mínimo) debería probar todo aquel al que le guste el vino.
    Saludos
    Vicente

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    1. Bueno Vicente, no creo yo que te haya puesto mucho en duda. Ygay G.Rva 59 tiene que ser un tinto espectacular con 53 años vividos... seguro que sí. Respecto a los generosos de esta bodega ya sabes, otra para visitar en tu bajada la siguiente temporada. Un fuerte abrazo.

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  2. Enhorabuena J. Manuel, creo que es de los mejores que has escrito o por lo menos que yo he leído.
    Solo una observación, pensando en los que no conocen el vino de Jerez y su terminología. Cuando hablas después del deslie del "mosto" deberías aclarar a los lectores que en en Jerez y en su D.O. se habla de "mostro" al vno hecho, pero no encabezado. Un saludo, Carlos Ximénez

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    1. Tienes toda la razón Roman, pero seguro que este término al que haces alusión aparece en futuros post en los que con certeza serán aclarados. Gracias de todas formas por tus observaciones siempre bien recibidas y gracias por leerme, es un gran orgullo para mi. Un saludo paisano.

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  3. Vaya tela Calos como te castiga, eh??? Ahí, ahí, dando duro...je, je!!!
    Buen post, de verdad, esta bodega es de lo mejor, y el palo cortado una de mis debilidades: Tradición, Antique, Maestro Sierra, o el exclusivo Privilegio...esto son palabras mayores.
    Saludos.

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