martes, 6 de mayo de 2014

AIRE EN EL PATIO 2011, la fuerza de la airén manchega.




Mi inclinación últimamente por probar más vinos blancos que tintos me hace pensar en la posibilidad de que estén cambiando mis gustos personales, bien por la edad o simplemente por la gran cantidad de vinos de los que disfruto año tras año. Sinceramente, encuentro en los vinos blancos más expresión de la tierra y transparencia de lo que el elaborador o creador de ese vino quiere comunicar. Esto no quiere decir que los tintos no me sorprendan o que ya me hayan dejado de gustar, ni mucho menos. Simplemente es eso, creo que hay mucho más “juego organoléptico” a la hora de catarlos y por consiguiente, se disfrutan más. Es una opinión personal, englobando en este grupo de blancos a los generosos y dulces cuya base siempre sea el vino blanco.

Si a esto le sumamos que estos blancos están elaborados con todo el mimo y amor posible y respeto por la tierra de donde proceden, las sensaciones a experimentar se pueden multiplicar. Son esos vinos diferentes, atípicos y con mucha personalidad, que salen de los estándares universales, siguiendo una filosofía natural e inequívocamente respetuosa con su entorno para poder transmitir la verdadera esencia de su ser.
Uno de los productores o “creador de sueños” españoles que saben hacer muy bien esto es Samuel Cano en la extensa La Mancha, más concretamente en Cuenca. Su gama de “Vinos Patio” transmiten al consumidor esa verdad líquida sólo posible trabajando en armonía con la naturaleza, con una agricultura totalmente natural y una elaboración muy personal, antojosa a veces, pero siempre aplicando las prácticas naturales, sin añadidos ni fertilizantes químicos.


Y de sus vinos, me quedo con su blanco 100% airén AIRE EN EL PATIO 2011. Un vino diferente y con mucha personalidad, que en esta añada Samuel decide hacer una larga maceración en contacto con sus hollejos durante 6 días con bâtonnages periódicos según tengo entendido, para extraer aún mas de esas pieles la personalidad de la uva y mineralidad de la tierra, aparte de dotar al vino de un color y cuerpo más intensos. Esta práctica no es usual a la hora de elaborar vinos blancos, pero cada vez se practica más, principalmente en bodegas que buscan diferenciarse un poco. Es como elaborar un vino blanco como si fuera un tinto, es decir, macerando el mosto con sus hollejos. Otra característica de este vino es su crianza durante unos 6 meses en barricas usadas de roble americano y otras para dotarlo de una mejor evolución en botella, aparte de cederle aromas y taninos de la madera. Resultado, un vino natural muy complejo que muchos señalarían como “raro” por su gran personalidad y diferenciación con los blancos comunes. Lo podría catalogar como un vino no apto para todos los públicos, donde el que lo prueba puede o no gustarle, es muy radical.


Después de dejar que descanse durante varios meses en botella como me habían aconsejado, decido abrirlo y por fin disfrutar de él. La botella es de grueso cristal semioscuro, preparada para evitar que una intensa luz intervenga negativamente en la correcta evolución del vino en la misma, dada su naturalidad. A pesar de ello, se puede observar a través de ella como existen posos y restos de lías en suspensión, como se ve en la foto, tan difíciles de encontrar en vinos “comerciales” por considerarse como un defecto o falta de limpieza del mismo cuando no es así. Es otra prueba de la naturalidad y de la mínima intervención de Samuel en sus vinos.



Os cuento qué me encontré cuando lo abrí:


AIRE EN EL PATIO 2011

100% airén de cepas viejas en vaso de más de 65 años de Mota del Cuervo (Cuenca).

Vino de mesa.

Criado en barricas usadas de roble americano y otras durante 6 meses.

13% alcohol.

500 botellas aprox.

8-10€ aprox.



VISTA

En copa es un vino turbio aunque con la brillantez propia de los vinos jóvenes. Su color es un poco dorado (oro nuevo) con reflejos entre ámbar y cobrizo de baja intensidad, parecido al color de los amontillados jerezanos cuando son jóvenes, y movimiento algo denso en copa, dejando gruesas lágrimas que resbalan por el cristal. La turbidez es su aspecto más destacable en esta fase de la cata, donde nos avisa de la naturalidad del vino y ausencia de cualquier filtración. Recordemos que no se debe juzgar a un vino por la primera impresión, la vista, siendo sólo un dato orientativo pero nunca determinante.


OLFATO

A copa parada destaca por sus matices varietales y sensación algo dulce. Recuerda al caldo de la lata de piña en almíbar y a la Flor de Azahar del naranjo. Movemos y aparecen nuevos aromas no muy intensos pero originales: nísperos, carne cocida, arcilla, frutos secos (orejones y almendras), manzana al horno, crema de bollo, vainilla, miel, dulce de membrillo, etc. Da sensación de un vino fresco, silvestre y salvaje.


GUSTO

En boca, de entrada es amable, ligero, graso, cítrico, de acidez equilibrada y final amargoso y persistente. Diferente, rústico y con mucha personalidad. Los aromas cítricos y los mencionados en la fase olfativa vuelven en esta fase por el retrogusto dejando una agradable sensación calurosa. Me gusta su complejidad, madurez y personalidad.


Otro aspecto destacable en este singular vino es su capacidad para evolucionar en copa, volviéndose más redondo en boca y regalándonos nuevos aromas a lo largo de su disfrute como a resina de pino, brea o cedro entre otros.

También es increíble cómo estaba el vino después de una semana desde que lo abrí, cómo había cambiado pero para bien. Es una de las características positivas que tienen estos vinos naturales, que no te mienten y no están engañados con aditivos químicos que, al final pienso, actúan negativamente en este aspecto.



Visto lo visto, es obligatorio seguir a este agricultor, amante de sus vinos, que nacen de la tierra sin disfraces ni tules por medio, capaces de sorprendernos por su excelente naturalidad y elaboración muy personal… Gracias Samuel Cano, seguiremos aprendiendo.



sábado, 26 de abril de 2014

VINOS DE ESPAÑA, UNA PASIÓN... un gran evento.




Un nombramiento tan importante como el que este año le han otorgado a Jerez como es ser Capital Europea del Vino 2014 no debe pasar indiferente a ninguna persona que se considere amante del vino y más si lo es de los Vinos de Jerez. Numerosos actos en todo el Marco, y en especial en la propia ciudad de Jerez de la Frontera, se están dando desde que prácticamente empezó este “año vinícola”. Y uno de estos, de los que más ansiosamente esperaba junto al deseado certamen de Vinoble 2014, fue la muestra de vinos de “VINOS DE ESPAÑA, UNA PASIÓN”, cuyo impulsor ha sido el bodeguero Juan Manuel Martín Hidalgo de Bodegas Emilio Hidalgo.



Impresionante, seductora y didáctica ha sido esta cita celebrada en el precioso y restaurado Claustros de Santo Domingo del centro de la ciudad el pasado 10 de abril. Evento con una envergadura considerable, ya que se reunieron unas 50 bodegas de diferentes partes de toda España, unas grandiosas y otras de las llamadas de “garaje”, que nos deleitaron a los asistentes con alrededor de 200 referencias de vinos, desde cavas y txakolis a Vinos de Jerez, pasando por grandes blancos y tintos de enorme calidad contrastada.

Pero lo mejor de todo es lo que se aprende, lo que se disfruta aprendiendo mejor dicho, hablando con comerciales enamorados de los vinos que representan, con bodegueros y dueños de sus creaciones encerradas en botellas… en fin, un honor para un apasionado como el que escribe.

Si tengo que resumiros mis gustos personales sobre los vinos que se expusieron tendría que hacer un artículo demasiado extenso y puede que incluso aburrido (catar más de 150 vinos en un solo día no es nada fácil, os lo aseguro), por lo que os contaré algo sobre los vinos que más me llamaron la atención. Pero antes de nada os informo de la lista de bodegas que se dieron cita el pasado jueves 10 de Abril con esta foto de los logos de cada una:





  • Como pistoletazo de salida de esta brutal cata (lo digo por el número de vinos a catar en un solo día), empezamos con un blanco de Álava de la Bodega Artomaña Txakolina. Es su blanco txakoli más básico, pero me encantó. Este vino fresco y juvenil llamado XARMANT TXAKOLI 2013 seguro que va de perlas a la gastronomía “de verano” de este rincón del sur cuando aprieta verdaderamente el sol. Con apenas 11,5 grados de alcohol, se muestra juguetón, fresco, varietal (manzana verde y hierba fresca), alegre y con ese punto de carbónico natural que junto al amargor final de boca lo hace fácil de beber y muy saciante.


  • De la bodega familiar Pazo Señorans de Pontevedra me impresionó su blanco 100% albariño PAZO SEÑORANS SELECCIÓN DE AÑADA 2006. Un trabajo estupendo sobre lías que otorga a este vino de una gran complejidad y personalidad, destacando fruta amarilla madura, balsámicos y toques de esas lías bien oxigenadas. Un blanco para disfrutarlo tranquilamente, claro ejemplo de un buen albariño que mejora con unos cuantos años en botella.


  •  Otro blanco gallego es este fabuloso 100% albariño LA COMTESSE DE PAZO BARRANTES 2010, fermentado y criado durante 12 meses en grandes tinos de madera de roble francés de 3000 litros. Otro estupendo ejemplo de, para mí, la uva blanca española con mayor potencial y versatilidad. Cómo esa uva de cepas viejas gallegas guiadas para ser un vino de crianza en madera, se expresa en forma líquida regalándonos aromas pasionales y muy complejos de su estupendo contacto con los taninos de la madera pero siempre respetando ese trabajo en la viña. Muchos matices siempre de la mano de la elegancia suprema. Un vino creo de los mejores blancos de España con muchos años para crecer en botella. Magnífico.




  • Sigo con vino blanco pero ahora me voy al centro de España, más concretamente a el vino de Didier Belondrade en La Seca de Valladolid. Es el 100% verdejo BELONDRADE Y LURTON 2012. Un vino hecho para perdurar durante varios años, nacido de una selección de 19 parcelas con una edad media de 30 años y características diferentes unas a otras. Es un verdejo al más puro estilo borgoñón, donde la extrema división de las parcelas es la regla general, con un assemblage de los vinos de las diferentes parcelas para crear el vino definitivo. Su fermentación y crianza con sus lías en barricas de roble francés de 300 litros durante 10 meses y posterior reposo en botella durante unos 6 meses, otorgan a este vino un semblante serio, pero a la vez complejo y elegante, donde la verdejo se expresa con fuerza y personalidad de la mano de una madera de gran calidad. Personalmente es uno de mis vinos blancos favoritos; de hecho, tengo en los botelleros de mi casa una botella del 2008 para disfrutarla en una fase más evolucionada. Seguro que no defraudará.




  • Tuve la suerte de poder disfrutar de uno de los vinos blancos más caros de España (si no el que más) a base de una excelente chardonnay aragonesa. Se trata del ENATE UNO´2011 CHARDONNAY. Un vino de un solo pago, Planacor, que es el niño más mimado de la bodega Enate junto a su hermano tinto, el ENATE UNO´2009 TINTO. Vendimia, vinificación y crianza muy meticulosas, seleccionando lo mejor de lo mejor, para regalar al que pueda hacer un gran desembolso, un vino con fuerte carácter, intenso, con nariz que me recordó a algunos matices de fino amontillado y una boca potente y muy persistente, ideal para comidas con mucha estructura y complejidad.



  • Entre todos los cavas que se pudieron catar, los de la familia Recaredo fueron los que más me transmitieron el valor artesanal, tan valorado en este tipo de vinos. Sus cavas Brut Nature de añada son finos, personales y muy delicados, pero en especial me encantó su RESERVA PARTICULAR 2003 JOSEP MATA CAPELLADES, envejecido durante 6 años y medio en rima (la fecha de degüelle figura en la contra-etiqueta de cada botella). Fino, complejo, cremoso, mineral, delicado. Están entre los mejores espumosos del mundo.





  • Desde Asturias, más concretamente en Cangas de Narcea, la Bodega Dominio del Urogallo es de aquellas pequeñas bodegas que apuestan por lo que tienen, sus suelos y sus uvas, utilizando el sentido común para hacer vinos auténticos y naturales siguiendo una viticultura biodinámica y artesana. Diferentes parcelas con características muy acusadas (pizarra, antracita, cuarzo, arcilla, etc.) y variedades autóctonas que transmiten la cultura de la zona tales como la verdejo tinto, carrasquín, albarín blanca y albarín tinta. Se consideran como viticultores independientes y sus vinos no están acogidos a la IGP “Vino de la Tierra de Cangas”, calificándose como Vinos de Mesa. De todos sus vinos (me sorprendieron todos) me quedo con su blanco PÉSICO BLANCO 2011, de uva albarín madurado durante unos 12 meses en barricas francesas de segundo año sobre sus lías. Personal e intenso, frutal (madura), floral, especiado, mineral, fresco, equilibrado, graso, de excelente acidez y muy largo. Un proyecto de los que me gustan porque tiene mucho de lo que busco… autenticidad, terroir y emoción.



  • De las dos bodegas procedentes de la D.O. Bierzo que se dieron cita ese día, Bodegas Estefanía y Almazcara Majara, me quedé con COBIJA DEL POBRE GODELLO 2012 de Almazcara Majara. Y digo “me quedé” literalmente, porque fue uno de los vinos que me llevé bajo el brazo. Un blanco 100% godello sin máscaras ni temores, obra del bodeguero Javier Álvarez, una persona encantadora que transmite su naturalidad a los vinos. Este godello en concreto, fermenta un 30% en una barrica de roble francés de 600 litros para sumarle elegancia y untuosidad a un vino fresco, afrutado (fruta blanca), balsámico y de buena acidez y persistencia. Un excelente ejemplo de cómo debe ser un buen godello.




  • De las bodegas representativas de Cádiz me sorprendió el aumento de calidad del tinto FINCA MONCLOA 2009 de González Byass con ese pequeño aporte de petit verdot y la autóctona tintilla. Siguiendo con la tintilla de Rota, una nueva incorporación se presentó en esta muestra de las Bodegas Luis Pérez con su TINTILLA 2012, un magnífico ejemplo de una uva que está siendo una de las apuestas firmes de muchas bodegas gaditanas que defienden la cultura e historia de la provincia… fresco, fino y elegante; un buen trabajo que expresa lo más importante, el suelo y la variedad de uva. De Luís Pérez también descubrí su nuevo rosado, un rosado “de lágrima” (el que se obtiene con la primera prensa) con el nombre de MARISMILLA 2013 con 100% petit verdot y esa frescura y acidez imprescindibles en estos vinos, en los que siempre debe primar la fruta roja ácida y una acidez fresca con un paso de boca ligero.



  • La elegancia y mineralidad de la Rioja Alta la encontré en un vino de garnacha de cepas viejas en vaso con una edad media de 65 años procedente de una pequeña parcela con superficie de cantos blancos rodados sobre suelo franco arenoso. Es FINCA LA EMPERATRIZ GARNACHA CEPAS VIEJAS 2011, envejecido con sus propias lías durante 11 meses en barricas de roble francés de 500 litros. Una garnacha emocionante, de las más exquisitas que he probado, fresca, muy frutal, compleja y muy persistente.



  • Otra grata sorpresa fue un vino 100% monastrell de la zona de Valencia llamado CASA LOS FRAILES 1771 de la Bodega Los Frailes, donde la monastrell se expresa de forma muy diferente a como estamos acostumbrados encontrarla en el mercado. En este caso, el vino ya en su color nos avisa de su raza, con una capa baja y brillante. Delicado, muy fresco y fino. No parece del mediterráneo, pero lo es. Sacrifica la potencia y concentración típicas de los vinos de esta parte de España por la ligereza y transparencia de unos matices complejos que aúnan fruta, madera y mineralidad. Tiene ese aire atlántico que me recuerda a algún vino de la Borgoña. Muy original.



  • Otra garnacha, pero esta vez de la D.O. Vinos de Madrid es LIBRO SIETE. LAS LUCES 2007 de la bodega Las Moradas de San Martín. Esta bodega fue una de las primeras de la zona en apostar por el potencial de esta uva, recuperando viñedos casi centenarios abandonados para darnos hoy vinos como este del que os escribo. Con un envejecimiento de 21 meses en barricas nuevas de roble francés de 500 litros, este tinto despliega potentes aromas de fruta negra compotada, flores silvestres, chocolate negro y piedra caliente. En boca es intenso, estructurado y muy persistente.



  • Un maceración carbónica de lujo, de los más premiados año tras año. Es el LUBERRI MACERACIÓN CARBÓNICA 2013, del carismático bodeguero Florentino Martínez Monje en La Rioja Alavesa. Este vino expresa la máxima juventud de un vino tinto con la tradicional técnica de hacer vinos jóvenes en La Rioja, la “maceración carbónica”, de la cuál escribí algo en un antiguo post. Coupage de tempranillo y viura que nos perfuman con aromas de fruta roja y violetas. Respeto por la tierra y filosofía familiar que se transmite generación tras generación.



  • Si seguimos con La Rioja Alavesa, me tengo que rendir ante la Familia Eguren y sus vinos, pero en especial tengo predilección por su gran vino 100% tempranillo de finca, LA NIETA 2011. Un vino de rigurosa selección a mano de cada uno de sus granos en óptimas condiciones de maduración y sanitarias. La selección llevada al extremo para transmitir algo tan simple e importante como es el suelo y la variedad. Equilibrado, elegante, fino, expresivo y mineral; taninos potentes y final muy persistente. Uno de los mejores vinos de La Rioja y de toda España.


  • De los vinos generosos de Jerez que se dieron cita en ese día, el AMONTILLADO MUY VIEJO EL TRESILLO 1874 de Bodegas Emilio Hidalgo es de esos vinos casi espirituales que transmiten no sólo aromas y sensaciones sino también tradición y cultura. Es el final perfecto con el que terminé la cata de todos los buenísimos vinos que pude probar, pero este me emocionó hasta el punto del “lagrimeo”. Impresionante, sí señor.



Y un gran número de vinos que me dejo sin nombrar como los grandiosos tintos gaditanos TABERNER N1 2007 y LUÍS PÉREZ PETIT VERDOT 2010, la gama TILENUS de Bodegas Estefanía en el Bierzo, los cavas de Gramona, la gama ANTIQUE de Bodegas Fernando de Castilla, la perfumada syrah extremeña del HABLA N4, el rotundo FINCA DOFÍ 2011 de Álvaro Palacios en el Priorato, el elegantísimo vino de Toro ALABASTER 2011 de Marcos Eguren, etc. Numerosos vinos de casi todas las partes de España, algunos más conocidos que otros, pero lo que verdaderamente me emocionó y pude disfrutar fue el trato directo con comerciantes que conocen y aman a sus vinos como si formaran parte de la familia que los elabora, transmitiendo esa pasión y dedicación plena para darlos a conocer. Al igual que con muchos bodegueros y enólogos de las propias bodegas como Florentino Martínez Monje, Ignacio Prieto, Didier Belondrade, Carlos San Pedro, Marisol Bueno o Nicolás Marcos, por nombrar algunos. Escuchas y aprendes de sus experiencias y saberes sobre este mundo tan grande y bonito del vino, con ese amor y pasión por la tradición y familia.



Por favor, que este magnífico día no pase solo a la historia como aquel en el que se pudo concentrar a un gran número de bodegas de casi toda España para que expusieran sus mejores vinos en un año tan señalado para la ciudad de Jerez… este debe de ser el comienzo, el punto de partida para que Jerez se convierta, año tras año, en la Capital Europea del Vino por su historia, cultura y tradición.

A todos los responsables de esta magnífica jornada, quiero darles las gracias y animarles para que sigan con estas iniciativas tan importantes e indispensables para educar y transmitir el verdadero significado de la cultura del vino, nuestra cultura.

Apasiónate por el vino!!







domingo, 16 de febrero de 2014

ALANDA QUINTA DA MURADELLA 2007, expresión de la tierra.




Una de las cosas buenas que tiene escribir sobre vinos en un blog es que investigas y buscas información acerca de todo lo que lo rodea, elaboración, añada, zona, clima, cultura, gente, etc. Sin embargo, en el caso del vino sobre el que os escribo, es totalmente al contrario. Muchos artículos y opiniones sobre el creador de este ALANDA QUINTA DA MURADELLA 2007 llegaban a mi sentido a través de muchos medios como si se me estuviera mandando un mensaje. Todos tenían opiniones positivas sobre sus vinos, pero en lo que todos coincidían es en la manera de ser o de entender la vida y la vid de su creador, Jose Luís Mateos, un verdadero viticultor o “vigneron” como dicen nuestros vecinos franceses. Ama la tierra, y eso seguro que lo transmite a sus vinos porque recordemos que el verdadero fin de un vino es reflejar principalmente la zona y tierra de donde chupa la vid. Respeta al máximo la naturaleza de la zona, para bien o para mal, intentando no cambiar nada del entorno para transmitir la verdadera esencia de la zona, terroir, vegetación, olores, etc. Y eso tiene su riesgo, porque un año malo climatológicamente hablando, trae sus quebraderos de cabeza, pero siempre es fiel a la bondad de la añada, respetuoso con ella, sea cual sea su calidad, aplicando los principios de la agricultura ecológica.



La bodega toma nombre de una de sus fincas, Muradella, siendo una de las principales bodegas de calidad de la D.O. Monterrei en el municipio de Verín (Orense-Galicia). Apuesta por las variedades autóctonas como la bastardo (merenzao) y la dona blanca, apoyadas en las más conocidas mencía y godello. La expresión de la uva y la tierra marcan el estilo de sus vinos, beneficiándose de limitadas lluvias y suaves inviernos con veranos con grandes oscilaciones de temperatura entre día y noche, para regalarnos vinos con carácter, frescos y frutales. Os pongo un enlace a la página de la bodega en la web de la D.O. por si queréis saber más: http://www.domonterrei.com/bodega.php?id=18

El futuro o el azar, puso en mis manos, sin buscarlo, uno de sus vinos más básicos, pero qué básico!! Uno de esos vinos de escasa producción (dos mil y pico de botellas) que en esta añada del 2007 se expresa impecable, con sabiduría, conjugando juventud y madurez.


ALANDA QUINTA DA MURADELLA 2007


65% mencía, 30% bastardo (merenzao) y 5% tempranillo.
D.O. Monterrei.
Criado en barricas nuevas de roble francés durante 13 meses.
13% alcohol.
16€ aprox.


VISTA
De color rojo cereza de capa baja se nos presenta este vino con ribetes de claros indicios de evolución con tonos ladrillo. Movimiento ligero en copa y lágrima presente.


OLFATO
A copa parada se nos muestra con buena intensidad, ofreciéndonos gratos recuerdos a fruta roja madura y hierbas balsámicas de monte (romero). Agitamos la copa y sube la intensidad, la cosa se pone interesante. Un abanico de perfumes se apodera de mi nariz, fusión de fruta, especies y tímidas aportaciones de mineralidad que me invitan a la presura del deleite gustativo. Cerezas, romero, pimienta rosa, violetas, cáscara de naranja y piedra húmeda forman el esqueleto aromático de este vino siempre conducido por una frescura propia en estos vinos del sur de Galicia. Una nariz elegante y algo compleja.






GUSTO
En boca es de esos vinos frescos y ligeros, de trago fácil, pero que te regalan un “final feliz”. Entra muy correcto, vertical, ligero, fresco, de acidez impecable y taninos finos muy integrados. Parece que estos dos años en botellero le ha venido de perlas. Para nada se aprecia ese final amargo y verde que se le achacan a muchos vinos tintos gallegos. Eso ha quedado atrás en pos de esos toques balsámicos que aúnan su frescura. Su postgusto no es muy duradero pero sí que franco. Frutosidad y carácter mineral se pegan a la boca e invitan a seguir bebiendo.


Deciros para concluir, que cada vez que tomo un vino tinto gallego con esa frescura atlántica propia, me sigue sorprendiendo satisfactoriamente. No sé si estos vinos están de moda, siendo muy bien puntuados y premiados en revistas y concursos internacionales, o simplemente les estamos dando su lugar entre los más importantes del país, como muchos se merecen. La verdad es que este es el camino que deben seguir, apostando por el trabajo en el campo, respetándolo, y con vinificaciones de calidad para que expresen todo su potencial. Si señores, podemos estar en el camino de la versión española de la Borgoña, con vinos delicados, elegantes, perfumados… sensuales.





Ahora sí lo tengo claro, queda pendiente una visita a tierras gallegas, tierra de buenos vinos.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

SANTIAGO JORDI, vinos que acarician.



Foto de www.santijordi.com
Hace unos días tuve la suerte de ser invitado a una presentación de 3 vinos tintos en el salón del Sherry Golf Jerez. Son vinos que yo personalmente, estaba deseoso que salieran al mercado, porque sabía que iban a ser especiales por lo que ya había escuchado de amigos que han podido comprobar sus cualidades. Vinos de pequeñas producciones, de viñas escondidas u olvidadas que con buenas manos e intenciones dan lo mejor de sí, lo mejor de su terreno o terroir. Os escribo sobre los vinos de Santiago Jordi Martín, un joven enólogo y viticultor con varios cargos a sus espaldas, entre los que está ser Presidente de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos, pero a la vez es una persona que irradia ilusión y seguridad en lo que hace, y principalmente ama al vino, concepto tan importante para elaborar vinos con sentimientos como los que está haciendo.



Viñedo junto al Monasterio
 de la Cartuja
Son vinos de autor, aquellos que reflejan la filosofía que quiere transmitir su elaborador o creador, buscando en todo momento llevar la uva a la copa. La vida de Santi Jordi transcurre como la de muchos enólogos modernos como por ejemplo Telmo Rodríguez o Raúl Pérez, buscando pequeñas viñas o pagos únicos por toda España y también fuera, para estudiarlos y sacar todo lo bueno y exclusivo de la planta y transmitirlo a la copa. La intervención de Santi Jordi en la bodega sólo va encaminada a potenciar esa personalidad de la uva y su terroir de manera racional, incluso apartándose de directrices y reglas implantadas por las diferentes organizaciones de las zonas, siempre con la finalidad de emocionar al consumidor. Tal es así, que cada año, cada cosecha, determinará el producto final en cada botella, es decir, un mismo vino será diferente cada añada, pudiendo cambiar las variedades, porcentajes, técnicas en la elaboración, etc. con el fin de que su autor, Santi Jordi, consiga el resultado óptimo, su vino de autor.

Os paso a hablar sobre sus vinos presentados, aunque tiene muchos otros que pronto también saldrán al mercado. De momento estos, son personales y emocionantes:


MARGARITO Y AMAPOLO 2012


80% petit verdot y 20% graciano (¿tintilla de Rota?) de viñedos de entre 9 y 13 años de 
Jerez de la Frontera.
Vino de la Tierra de Cádiz.
Criado en barricas de roble francés (75%) y americano (25%) durante 6 meses.
Botella número 0525 de 1155 botellas.
14% alcohol.
19,50€ aprox.


Vino procedente de una parcela de la finca familiar de Santi Jordi, pegada al Monasterio de la Cartuja de Jerez y rodeada de muchas flores como las margaritas y amapolas, de ahí el nombre del vino. El autor apuesta por un coupage de dos de las variedades tintas con más auge en la provincia de Cádiz como son la petit verdot, uva francesa que da excelentes resultados en esta zona del sur, y la graciano riojana, que tiene muchas posibilidades de ser en realidad la autóctona tintilla de Rota, la cual está resurgiendo para convertirse en una variedad referente en tintos secos.
Tras la cata os puedo decir que es un vino que transmite la territorialidad de la zona, la mineralidad del suelo, y eso es una de las cualidades que más me gustan en un vino.
En copa nos lo encontramos un poco cerrado al principio (baja intensidad de aromas), incluso con algunos olores reductivos de su elaboración y estancia en botella, por lo que aconsejo una buena oxigenación, principalmente en una decantadora para disipar esos olores y despertar los matices y potencia que guarda el vino. Tengo que destacar que en este vino, Santi Jordi sólo aprovecha los rigores del invierno para estabilizarlo de forma natural, es decir, sin estabilización física ni química, sólo estacionaria. Debido a esto y a su naturalidad, pueden aparecer en la vida en botella precipitados dada su elaboración.
Un vino impresionante y de una calidad exquisita pero que pienso aún está muy joven y que con toda seguridad ofrecerá más matices en un par de años si se conserva adecuadamente en botella.

(Este vino pertenece a mi selección personal y lo podéis conseguir en www.defiguereovinos.com)


VISTA
De color rojo cereza intenso que irradia juventud, capa alta y ribete amoratado. Al mover la copa se muestra algo denso, tiñendo la copa y dejando gruesas lágrimas que bajan lentamente por el cristal.

OLFATO
Cerrado al inicio con tímidos olores reductivos que van desapareciendo con una buena aireación. Despierta y se muestra joven y potente con concentrados aromas de fruta negra (moras), cacao, tímidos tostados, hojas secas, mineralidad. Con el tiempo, esta nariz va progresando y desarrollando nuevos aromas, apareciendo recuerdos a regaliz negro y tartaletas de grosellas. Una nariz fresca, compleja y con pureza de matices.

GUSTO
Entra suave y fresco; prosigue ligero, ágil y sabroso; con unos taninos sedosos y una acidez de libro. Una boca con un extraordinario equilibrio y complejidad que perdura en el tiempo con mucha fruta negra y recuerdos minerales.


SER O NO SER 2011


100% Tinta de Toro de cuatro parcelas de un viñedo de entre 40 y 55 años en la provincia de Zamora.
D.O. Toro.
Criado en barricas de roble francés (75%) y americano (25%) durante 12 meses.
Botella número 0579 de 9146 botellas.
14,5% alcohol.
14,50€ aprox.


Éste puede ser el vino más comercial de Santi, pero no por ello, menos interesante. Pertenece a la D.O. Toro, pero se desmarca de los tradicionales vinos de esa zona, potentes y estructurados, procedente de varias parcelas seleccionadas por su interesante terroir y altitud (entre 690 y 750 metros). Es un “toro” de autor sedoso y fresco.
Un vino para tomar ya o para dejar un par de años, donde responderá con otros aromas sutiles de su estancia reductiva. Un “toro” diferente.

VISTA
Brillante color rojo cereza de media capa con ribetes morados y total limpidez. Buena lágrima.

OLFATO
Aromas medio intensos a fruta roja madura, lácticos (mantequilla), elegantes tostados, flores secas, balsámicos y fondo mineral (caliza). Femenino y seductor en nariz.

GUSTO
Boca suave y ligera, con acidez bien integrada y finos taninos marcados. Final persistente con recuerdos a fruta pasada y leves tostados. Equilibrio y frescura.


FLOR DE UN DIA 2009


100% Tempranillo de una parcela en ladera (870metros) con suelo muy poco fértil de un viñedo de entre 85 y 90 años en la provincia de Valladolid.
Vino de Mesa (Castilla y León).
Criado en barricas de roble francés de primer y segundo año durante 14 meses y afinamiento final en botas de palo cortado durante 8 semanas.
Botella número 0195 de 2286 botellas.
14,5% alcohol.
23,50€ aprox.


Este vino es una de las apuestas personales más fuertes de nuestro autor, que vuelve a sus orígenes, Jerez, para hacer realidad una idea que siempre ha estado rondando su cabeza… pasar un vino tinto por botas de vino de Jerez, esta concretamente de palo cortado. Tras varios intentos años atrás experimentando esta peculiar crianza en vinos tintos, es en esta añada donde ha conseguido lo que quería, transmitir en un vino tinto algunas de las peculiaridades que otorga una crianza oxidativa con tanta personalidad y autenticidad como es la del palo cortado en un equilibrio perfecto. Exactamente, la utilización de esta bota la realiza en el momento de la fermentación durante unos 9 días en botas abiertas y también al final, en el “afinamiento” de la crianza, justamente después de su crianza en barricas de roble francés y antes de su estabilización y filtrado ligero por placas antes de su embotellado. Su larga crianza en botella es la que le otorga definitivamente esos sutiles matices del bouquet terciario de los vinos de Jerez, integrándolos y consiguiendo una óptima conjunción organoléptica. Por esta causa, aconsejo una buena oxigenación para que este vino muestre sus “escondidas” bondades de vino generoso. Un verdadero Vino de Autor.

VISTA
Bonito y brillante color rojo cereza de media intensidad con ribetes morados y lágrima presente.

OLFATO
Nariz fragante, perfumada, femenina, intensa, con recuerdos de fruta roja pasada algo licorosa, balsámicos (romero), vainillas, pipas tostadas. Complejo.

GUSTO
Boca amable al entrar, fresca, ligera, fina, amplia, con acidez integrada y taninos presentes pero sedosos, y final muy suave, placentero. Un excelente vino fácil de beber que evoluciona en copa y en botella muy positivamente.





Tres vinos diferentes entre sí, con semblantes puros y auténticos. No soy brujo ni predigo el futuro pero estoy muy convencido de que este joven enólogo y apasionado de los buenos vinos está en el buen camino de todo lo que tienen que demostrar nuestros vinos, y mas concretamente de los vinos de la Tierra de Cádiz.


Desde aquí, quiero dar mi enhorabuena a Santi Jordi por darnos la oportunidad de poder probar sus vinos de autor, vinos con sentimiento, vinos que acarician.