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martes, 29 de noviembre de 2011

AMOROSO, de El Maestro Sierra.

Hablar de Bodegas El Maestro Sierra son palabras mayores en Jerez. Con más de 180 años de existencia sigue, generación tras generación, al frente de la élite de los mejores caldos jerezanos. Es una bodega al más puro estilo tradicional, siempre perteneciente a la misma familia, cuyo nombre “Sierra” proviene de un maestro tonelero (Jose Antonio Sierra) cuyos descendientes, a partir de 1992, decidieron elaborar sus propios vinos, ya que anteriormente sólo era exclusivamente almacenadora de vinos. Esta bodega, que actualmente dirige Dª Pilar Pla Pechovierto, está situada en la Plaza de Silos, dentro de la zona Conjunto Histórico-Artístico, y están catalogadas como “Elemento de Interés Genérico”, al ser una edificación que representa la identidad cultural jerezana. Si pasas por sus alrededores, justo por un callejón de su lateral (Calle Silos) y tienes la suerte de que estén abiertos sus ventanales, podrás deleitarte con los exquisitos olores tan característicos de una auténtica bodega jerezana.


En una visita improvisada, aun siendo fuera del horario de visita, me atrevo a llamar al timbre de la puerta y me invitan a pasar. Era Ana Cabestrero, Directora Comercial de la bodega y trabajadora de los quehaceres de la bodega. Amablemente me invita a pasar al interior mientras riega el albero para humedecerlo y favorecer el microclima interno que existe en las bodegas jerezanas. Botas y soleras antiquísimas, techos con vigas de madera altísimos, un taller de reparación de botas,… todo en un ambiente de tradición y duro trabajo diario. Hablando con Ana, me explica que parte del éxito de sus vinos viene dado por la no utilización en su elaboración de aditivos ni añadidos como jarabes o almíbares, ni química ninguna, utilizando sólo productos naturales provenientes de la misma bodega.

Fue en una cata de vinos generosos licorosos en VINOBLE 2010, comentada por César Saldaña en La Mezquita de El Alcázar de Jerez, cuando Ana Cabestrero, que por cierto estaba como oyente, contó la historia de por qué a los cream o médium se les llama amoroso. “Antiguamente, cuando todavía se oían las carretas transportando las botas por las calzadas jerezanas, el hombre era el encargado de llevar el vino a los hogares después de la dura jornada laboral terminada en las tabernas. En el despacho de vinos de las bodegas, además de llevarse el vino de siempre, se acordaba de su mujer y le pedía al bodeguero que le llenara por canilla (poner enlace de canilla)una garrafa con oloroso seco mas una pequeña cantidad de vino dulce (Pedro Ximénez) para que a su mujer le sabiera más meloso o amoroso”. Esta mezcla de vino seco y vino dulce, supuso una nueva forma de mezcla para los vinos de Jerez, que contrariamente a lo que se cree con los términos anglosajones de médium, golden o cream, fue originaria del pueblo de Jerez y no una invención de los ingleses, que inclinaban sus gustos por los menos secos hablando muy bien de ellos en su país. Y es de su Oloroso Amoroso Maestro Sierra del que os quiero hablar.

 Este “amoroso” está elaborado con un 90% de su oloroso seco de 15 años de solera y encabezado con un 10% de su Pedro Ximénez de 5 años. Sí, han leído bien, oloroso de 15 años, una delicia que tuve la ocasión de probar por primera vez en la pasada edición de VINOBLE. Pero mi sorpresa fue su bajísimo precio, entre 5 y 8 euros en el supermercado, una ganga!! Así que me hice con unas cuantas botellas. Una vez realizada la mezcla, se mete en las botas antiquísimas de roble americano de 500 litros y se deja envejecer durante 4 años más o menos por el sistema tradicional de soleras y criaderas. La etiqueta de los vinos de esta bodega representa una alegoría de los “nobles en la caza del zorro”, ya que el negocio del vino por aquel entonces estaba dominado por la nobleza y a Jose Antonio Sierra, un simple carpintero de toneles, le pusieron todas las trabas para que a su negocio como almacenista no le fuera “tan bien”.

Volviendo al vino, hay que rendirse a sus pies, magnífico como vino de postre y como aperitivo acompañando a quesos y pates, y ¿por qué no?, en una comida, especialmente en aquellas con toques especiados. Su nariz es increíble, potente, licorosa, compleja, recordando matices de oloroso viejo (especias dulces, frutos secos, galletas María, pastelería y ebanistería) junto a los aromas cedidos por el px (chocolate licoroso y dátiles). La boca es dulce y licorosa, a la vez que elegante y redonda, con la potencia que le aporta sus 19 grados de alcohol que de ninguna forma son agresivos. El final es de recuerdo. Como todos los vinos de Jerez, el post-gusto es inmenso y duradero, recordando todos los matices que hallábamos en nariz.

Un vino generoso de licor de élite!! Os aconsejo que visitéis la bodega y probéis sus vinos. Seguro que os dejan huella.
Hasta pronto!!