Las catas de los sábados organizadas por el Consejo Regulador del Marco de Jerez son una maravilla. Con un aforo de apenas cincuenta personas, se practican catas y presentaciones de bodegas del Marco de Jerez para promocionar sus vinos, y de camino divulgar la cultura del Vino de Jerez a los neófitos y a los ya avanzados.
La bodega elegida para el sábado 2 de julio fue la de Delgado Zuleta, la bodega familiar más antigua del Marco de Jerez (1.744), perteneciente a la localidad de Sanlúcar de Barrameda, presentada por su director Jorge Pascual y el enólogo Salvador Real.
Para empezar, resumen de la historia del Vino de Jerez, desde sus comienzos traído por los fenicios a Xera allá por el año 700 a.C., hasta los procesos de elaboración y crianza de sus diferentes tipos de vinos.
Los vinos elegidos para la cata fueron:
- Manzanilla Delgado Zuleta.
- Manzanilla “La Goya”.
- Amontillado Monteagudo.
- Palo Cortado Monteagudo.
- Cream Monteagudo.
En especial me llamó la atención la manzanilla “La Goya”, nombre cedido por la afamada bailaora bilbaína de flamenco y cupletista, Aurora Jauffre, a la que llamaban “La Goya”, para la mejor de sus manzanillas. El enólogo de la bodega, Salvador, nos comenta: “es una manzanilla llevada al extremo en su crianza”, debido a los 7 u 8 años de crianza biológica bajo velo de flor (sin llegar a ser una “manzanilla pasada”), nada normal en las manzanillas tradicionales de la zona, ya que lo habitual es que tengan una crianza de 3 o 4 años bajo velo de flor. Esta manzanilla nos regala la limpieza y pureza de las grandes manzanillas junto a los matices otorgados por la crianza durante esos años, y todo eso a un precio en el mercado alrededor de los 6€, todo un placer al alcance de todos.
Como muestra de la calidad de este caldo, hay que señalar que fue elegida en una cata a ciegas entre vinos de bodegas de Jerez, para ser servida como aperitivo en el convite nupcial de los Príncipes de Asturias.
En otro artículo de este blog, comentaremos los rasgos y características típicas de las manzanillas, que como no, siempre sabrá mejor acompañada con langostinos de Sanlúcar y contemplando las aguas del río Guadalquivir en su desembocadura. ¡Todo un lujazo!
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