El dicho que dice “el vino es mejor contra más viejo” no es del todo cierto. En este caso, juegan muchos factores que influyen en la correcta maduración del vino en botella, porque es eso lo que le ocurre al vino dentro del recipiente de cristal, madurar y evolucionar. No me quiero extender mucho en este tema, ya que podría resultar algo cansino, pero algunos de estos factores son más determinantes que otros. Eso sí, los vinos cuya materia prima son de primera calidad y se elaboran para que perduren, seguro que tendrán más vida por delante que otros de menos calidad destinados al “comercio rápido”. A parte, el encargado de bien guardar dicho vino, no sólo debe mantener las condiciones idóneas para su correcta evolución, sino que deberá tener los conocimientos necesarios sobre todo lo que rodea a ese vino para saber cuál es el mejor año para abrirlo y que ofrezca lo mejor de sí en su momento de más plenitud, tales como la filosofía de la bodega, calidad de la viña y su terreno, variedad/es empleadas, tipo de elaboración y características químicas del vino, entre otras cosas. Una cosa que es cierta y he podido comprobar a lo largo de todos los vinos que he ido probando, es que el vino con una buena estructura es apto para una buena guarda en botella, ya que ofrece potencia y equilibrio de todos sus componentes para afrontar años en botella.
Todo esto viene a cuento de que hace
poco tuve la determinación de abrir una botella de vino sobre la que tenía
esperanzas de que me regalara lo mejor de sí, es decir, que estuviera en ese momento
de plenitud mágico y difícil a veces de acertar, y parece que acerté. Os hablo
sobre un vino de los Montes de Toledo cuya bodega tiene una indicación de Denominación de Origen de Pago propia
obtenida en el 2006, la máxima clasificación dentro de los vinos españoles. Es
el tinto monovarietal DEHESA DEL
CARRIZAL SYRAH 2004, un vino entonces de pago. Para que un vino se
considere “de pago” tiene pertenecer a lo que se entiende por “pago”, es decir,
“un paraje rural con características y microclima propios que lo diferencian de
otros de su entorno, teniendo un nombre tradicional arraigado al cultivo de los
viñedos de los que se obtienen vinos con rasgos y cualidades singulares”.
También, toda la uva de ese vino de pago deberá de proceder de viñedos de
dentro del pago, y deberá elaborarse, almacenarse y criarse de forma separada
de otros vinos. Estos vinos de pago tienen entonces matices y características
propias de ese pago, parecidos a los vinos llamados de terroir, que expresan la
singularidad del terreno de donde nacen o personalidad del terruño.
En la D.O. Pago Dehesa del Carrizal las viñas, todas cultivadas en torno
a la bodega como un château, están conducidas en espaldera y con riego por goteo
a una altura considerable de entre 800 y 900 metros, tan beneficiosa para la
correcta y lenta maduración fenólica de las uvas. Esta y otras características
como la de que sus vinos son clarificados con albúmina de huevo y con mínima
filtración, dan a estos vinos un plus de confianza a la hora de la compra,
dando la tranquilidad de la gran calidad que se está adquiriendo. Además, el
creador de estos vinos es el formidable enólogo Miguel Ángel Benito en compañía del incansable y excelente enólogo Ignacio de Miguel, de quien ya he
escrito algo en este blog… un punto más para este vino de syrah!!
Ese momento de plenitud o magia que
os comenté antes fue todo un gozo. Es ese intervalo en el tiempo en el que el
vino está totalmente equilibrado en todos sus aspectos. Fruta y madera en
armonía sobre un manto de sutiles y complejos perfumes que forman un fabuloso
bouquet. No os entretengo más y paso a comentaros su análisis:
DEHESA DEL
CARRIZAL SYRAH 2004
100% syrah de viñedos a 900 metros de altura.
Vino de Pago de la D.O.P. Dehesa del Carrizal, Retuerta de Bullaque
(Ciudad Real).
Criado en barricas de roble francés durante 12 meses.
Botella número 001/07/DC de 22282 botellas.
14% alcohol.
10€ aprox.
VISTA
A la vista se muestra con
un bonito color rojo cereza oscuro de capa media alta, cubierto, brillante y
con ribetes pardos que indican su evolución en el tiempo. Limpio y ligero en su
movimiento, dejándonos en copa unas bonitas y lentas lágrimas.
OLFATO
A copa parada ya muestra su
intensidad y carácter. Finas notas de fruta negra algo pasada en compañía de
sutiles aromas dulces de su estancia en barrica francesa. Movemos la copa y se
nos muestra aún más intenso y complejo. Impresiona comprobar cómo a lo largo de
estos años en botella, ha formado un abanico amplio de perfumes y matices muy
conjuntado y en armonía. Fruta negra licorosa, mueble viejo de caoba de salón,
especies (pimienta negra), tímida vainilla, aromas animales (caza), cuero
marroquí, fondo mineral (piedra caliente)… magnífica nariz que me traslada a la
afamada zona francesa de Côtes du Rhône, donde podemos encontrarnos con los
mejores syrah del mundo.
GUSTO
En boca lo mismo de lo mismo,
magnífica!!
Estoy ya seguro. He abierto este
maravilloso vino en su momento top, en su mayor cúspide, emocionante!!
Un vino para deleitarlo muy
lentamente, sin prisas ni planes por delante. De los que se beben sin
acompañante de plato, sólo el vino en una copa bien grande y de boca estrecha
como la de la foto. Una guarda que bien ha merecido la pena, el esperar tuvo su
recompensa y seguro que su precio ahora estaría por las nubes, seguro. Os
comento cómo lo encontré en boca: Aparece amable, intenso, sabroso,
concentrado, amplio en su recorrido, aterciopelado, expresivo, complejo y largo
en su final. Un vino fino y elegante, muy equilibrado en todas sus fases en
boca. En retronasal sobresalen esos aromas de un bouquet de mucha calidad…
caza, mineralidad y fruta muy madura.
Los vinos como las personas, maduran
y envejecen, viven su historia y aprenden de ella. Unos salen airosos de su día
a día y se hacen más interesantes y complejos, y otros sucumben ante las
dificultades. Sólo la bondad y, a veces, el azar determinan el triunfo en la
vida.
¡¡Larga vida al buen vino!!
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