El participar en una cata a ciegas pone a prueba todos tus conocimientos sobre el vino y en cada fase del análisis cualquier detalle puede ser determinante. Vista, olfato y gusto se ponen literalmente a trabajar al 100% con la particularidad de no saber prácticamente nada sobre el vino a analizar. Estas catas a ciegas suelen estar tematizadas en algún dato en concreto que engloba a todos los vinos, pero no mucho más. Cuanto menos sepamos sobre los vinos más interesante y divertido será el ejercicio, y tengo que deciros que es la mejor forma para aprender y valorar verdaderamente sus virtudes o defectos, ya que no estamos influenciados por su marca, nombre, etc. Os aseguro que si pudiera elegir siempre, cataría los vinos de esta manera, a ciegas. Es como aprender jugando y siempre hay sorpresas cuando se dan a conocer las botellas.
Aula de catas de LA SACRISTÍA |
Esto es lo que ocurrió hace unos días
en La Sacristía del Marco de Jerez
de la Taberna der Guerrita en
Sanlúcar de Barrameda, para mi uno de los principales focos de divulgación y
culturización de los vinos del marco jerezano. Y Armando Guerra, su propietario, tiene gran culpa de ello. Enólogo y
tabernero, lleva en la sangre su pasión por el vino y principalmente por los
Vinos del Marco, y siempre le está dando vueltas a la cabeza para realizar
catas y ejercicios relacionados con el vino. En esta ocasión fue una CATA A CIEGAS DE AMONTILLADOS
del marco jerezano para unas 15 personas, no más, es el máximo aforo en este
salón del vino. Aficionados, enólogos y profesionales dedicados al vino fuimos
los elegidos para catar prácticamente sin ninguna referencia (sólo que eran
amontillados) 11 vinos soberbios, cada uno con su personalidad acusada pero
también muy difíciles para este ejercicio a
ciegas. Estas catas ya han sido bautizadas por sus creadores, Armando
Guerra y Antonio Barbadillo, como “la
prueba del algodón” y constan de varias sesiones repartidas durante el año en
las que se catarán las diferentes tipologías de vinos del Marco de Jerez. A la anterior
cata de Manzanillas no asistí, pero seguro que asistiré, siempre que mi amada
sufridora me lo permita jejeje, a las siguientes.
Once copas por catador que perfumaban
intensamente el salón. Once copas ya servidas de antemano con un orden
aleatorio. Once copas de amontillados de gran nivel y con diferentes
personalidades. Once grandes copas.
El ejercicio consistió en analizar los 11
vinos de una sola vez durante unos 20 minutos en una primera toma de contacto
para sacar la máxima información y clasificarlos en un orden según su finura,
intensidad, persistencia, etc. Seguidamente dábamos opiniones sobre los vinos
que nos llamaron más la atención y los que más nos gustaron antes de dar a
conocer sus nombres. Llega el momento del “destape” de las botellas y siempre
hay sorpresas. Entonces, las convicciones sobre todos mis conocimientos de
estos maravillosos vinos penden de un hilo, un duro ejercicio que te da una
bofetada y te dice “¡hey!, ¿sabes las
múltiples diferencias que pueden existir entre Amontillados?” Las catas a
ciegas, a veces, son muy duras pero son la mejor manera para aprender y darnos
una lección de humildad. Los once vinos fueron:
1- Amontillado Fossi de Primitivo Collantes.
2- Jalifa Amontillado VORS de Williams & Humbert.
3- Amontillado Contrabandista de Valdespino.
4- Amontillado Quo Vadis? de Delgado Zuleta.
5- Amontillado El Tresillo de Emilio Hidalgo.
6- Amontillado muy viejo de Rafael de Terán.
7- Amontillado La Garrocha de Grant.
8- Amontillado de Yuste.
9- Amontillado Viejo der Guerrita.
10- Amontillado Príncipe de Barbadillo.
11- Carta Blanca Blázquez Jerez Fino.
Tengo que destacar la gran gama y
calidad de los amontillados que se pudieron probar, desde finos y “jóvenes”
hasta los viejísimos “de meditación”, pasando por los “artesanos” de escasísima
producción y difíciles de conseguir, o también un amontillado abocado que saca
un poco los pies del tiesto. Saqué la conclusión, con el amplio abanico de
vinos catados, de que existe un amontillado para cada ocasión, desde los que
acompañan a comidas intensas y con personalidad a los que se deben disfrutar
con calma, sentado en un sillón frente a la chimenea y escuchando cómo las
gotas de lluvia se funden con una buena partitura clásica, es decir, vinos de
meditación que te transmiten los muchos años de solera, verticales, complejos
en aromas y sabores, finos en el paladar pero que se aprecian “como cuchillos”
por su verticalidad y salinidad, y un final con una persistencia casi eterna,
espiritual.
Para terminar os dejo la tabla de las
catas para este verano 2013 de La Sacristía, por si alguno se anima y quiere
experimentar buenas sensaciones en torno al vino de la mano de Armando. No
tardéis mucho en reservar, que las plazas vuelan!!
Gracias Antonio y Armando por darme la posibilidad de sentir estos magníficos vinos, vinos únicos.
Gracias a ti por asistir!!! Siempre es un placer verte por la sala de catas.
ResponderEliminarGracias Armando. Espero que se me vea más a menudo el pelo por allí. Volveré!! jejejeje.
EliminarUn abrazo.
Mucho más compleja esta segunda cata que la primera de las manzanillas; estos amontillados, algunos artesanales y familiares, que no se venden y que son difíciles de encontrar, tienen unas características muy especiales a diferencia de los que sí se venden, aunque sean vinos muy viejos.
ResponderEliminarEnhorabuena...y buena crónica.
Gracias Guillermo. Sí que tienes razón, el que más gustó (gustaron todos) fué el artesanal de Rafael de Terán, una bomba!! y como nos dice Antonio Barbadillo...una verticalidad en boca "como cuchillos".
EliminarEspero verte en la siguiente. Un abrazo.