sábado, 13 de abril de 2013

LAS MESETAS 2009, juventud e ilusión.




Hoy os escribo sobre un vino tinto de la Sierra de Cádiz del que tenía ganas de probar. No es un tinto de los que son poderosos y complejos, lleno de matices y con una gran profundidad, pero tiene otras aptitudes. Es joven y fresco, pero con una gran proyección y con una gran cualidad, su transparencia en cuanto a la concentración de aromas varietales. Y digo proyección porque a mi entender como procede de vides más o menos jóvenes todavía muestra en boca algo de esa juventud en forma de rasgos herbáceos, pero seguro de que en futuras cosechas se conseguirá un vino más entero, ganando en complejidad y estructura, siendo cada vez más apto para la crianza en barricas de madera. Es el tinto LAS MESETAS 2009 procedente de pequeños viñedos de la hermosa localidad gaditana de Setenil de las Bodegas, municipio que os aconsejo enormemente su visita por sus peculiaridades y belleza, tal y como lo certifica su puesto 31 dentro de los pueblos más hermosos y con encanto de España, y su segundo puesto en los de Andalucía. Está compuesto por un coupage de las tres variedades francesas universales como son cabernet sauvignon, syrah y merlot, y no ha sido envejecido o madurado en barricas de madera, sólo la crianza reductiva (en ausencia de oxígeno) del tiempo de permanencia en botella.


En la página web de la tienda gourmet La Cueva del Ibérico, que vende productos gastronómicos de la Sierra de Cádiz de gran calidad, fue donde pude ver por primera vez este vino. Y es que Daniel Camacho, aparte de ser el propietario de esta pequeña tienda setenileña, pertenece a la familia culpable de la existencia de este vino. Es con él con quien tengo el contacto a través de las redes sociales y el que me ha hecho llegar esta muestra para catarlo. 


En realidad es su padre Francisco Camacho Gallego y su hermano quienes se ocupan verdaderamente de las labores en la finca entera, incluidos sus viñedos, que fueron plantados en el 2004 con 6000 vides repartidas a partes iguales entre las tres variedades anteriormente mencionadas, aunque actualmente son menos, ya que algunas tuvieron que ser arrancadas. Esta es la segunda cosecha que sacan al mercado de este vino, siendo la anterior del 2008 de mucha producción, propio de viñedos con cepas jóvenes. Al parecer, el vino es elaborado en Bodegas Regantío (Arcos de la Frontera) para luego ser embotellado y para que también aporten su registro sanitario y embotellador para poder venderlo legalmente, ya que actualmente no disponen de nave embotelladora en su finca para hacerlo a la francesa “MIS EN BOUTEILLE Á LA PROPIÉTÉ”. Son los comienzos para hacer realidad un sueño en forma de vino, un proyecto de bodega, ir paso a paso para no equivocarse, a veces, en condiciones rudimentarias, pero siempre buscando la calidad y la expresión de la zona, su singularidad. Todo esto se consigue con el duro trabajo y el amor por el buen vino.

La historia de Setenil de las Bodegas está íntimamente ligada al vino tal y como su propio apellido indica “…de las Bodegas”. Os cuento un poco: 

Siglos atrás, este hermoso pueblo estuvo rodeado por muchas viñas y producía mucha cantidad de vino para el consumo propio de la población y para los pueblos cercanos hasta que a finales del siglo XIX la mayoría de las vides fueron arrancadas por la mortal filoxera. Eran tierras muy fértiles, apropiadas para la buena agricultura y por consiguiente producía mucha cantidad de uvas. Independientemente de la calidad de sus uvas, que todo se diga antiguamente no se le daba tanta importancia como hoy en día, Setenil era conocido por aquel entonces por sus grandes producciones de vino que fermentaban en tinajas de barro como tradicionalmente se hacía por aquella época en pequeñas bodegas familiares. Es por la existencia de estas pequeñas bodegas por lo que Setenil cogió el apodo de “de las Bodegas” siendo con el paso de los años el apellido o nombre completo del pueblo.

He aquí un claro ejemplo de historia íntimamente ligada al vino, como cito en la frase que define la filosofía de este blog “detrás de un vino siempre hay una historia que contar”, que en este caso es de un vino de Setenil que nos cuenta la historia de su pueblo, un pueblo con mucho vino que demostrar.


Setenil de las Bodegas está situado en plena Sierra de Cádiz a unos 640 metros de altitud, por lo que los viñedos existentes sufren la llamada “amplitud térmica” tan beneficiosa para el vino tanto en viña como en copa. La amplitud térmica es la diferencia entre la máxima temperatura registrada y la mínima temperatura registrada en un día. A más altura, más y mejor radiación solar y la amplitud térmica es mayor. Aparte de ser beneficioso para la salud de la vid, se logran vinos más aromáticos, más frutales y elegantes, con una coordinación estupenda entre azúcar, alcohol y fresca acidez, evitándose muchas correcciones “casi obligatorias” en bodega. Es decir, se consigue maduraciones en la uva más prolongadas y homogéneas, teniendo mayores aptitudes para envejecer en barrica, gracias al subidón de acidez y una acumulación de taninos diferente a la de otros de latitudes más llanas.
El diseño de la botella bordelesa tira más hacia las marcas clásicas que a las modernas y muchas veces extravagantes etiquetas que buscan llamar la atención a cualquier precio. Es cierto que no pasaría en un desfile de “botellas modelo” a la siguiente ronda, pero eso en estos momentos parece ser secundario, centrándose por completo en sacar lo mejor de la uva para ofrecernos un producto de calidad, y en un futuro tal vez piensen en la modificación de la misma. Centrémonos pues, en el líquido que hay en su interior que es lo verdaderamente importante:

LAS MESETAS 2009


Cabernet sauvignon, syrah y merlot a partes iguales.

Vino de la Sierra de Cádiz, Setenil de las Bodegas (Cádiz).

2500-3000 botellas.

13% alcohol.

4€ aprox. en La Cueva del Ibérico.


VISTA
En copa es brillante, rebosante aún de juventud pese a ser del 2009, con un vivo color rojo cereza de media capa con ribetes morados y ligero en su movimiento.

OLFATO
Ya a copa parada en la fase olfativa, nos regala un canasto de fruta roja y negra adornada con perfumes de flores silvestres (violetas). Movemos la copa y sube su intensidad, exaltada por un alcohol que despunta un poco, al que le falta integrarse, apareciendo rasgos balsámicos (menta), lácticos, pimienta negra y un fondo algo herbáceo pero no molesto. Es una “nariz” joven y fresca, pero también amable y muy correcta que seguro mejorará y ofrecerá más complejidad en futuras añadas.

GUSTO
De entrada es amable y fresco. En su recorrido es ligero y de acidez impaciente, acompañados por unos taninos pulidos pero presentes. El dulzor en este vino es muy importante ya que equilibra la balanza, donde el despunte del alcohol está bien enmascarado por el mismo. Fruta y balsámicos reinan en esta fase donde aparece un sugestivo recuerdo a tinta china en el retrogusto.

Un vino para todos los días, ligero, fresco, sin complicaciones, que expresa juventud y frutosidad sobre todo lo demás, es lo que debe demostrar un buen vino joven, pero con buenas pretensiones de mejora, un buen potencial para que en futuras añadas con una contenida maduración en contacto con buenas duelas de madera aporte más complejidad y personalidad… un vino con futuro.

Gracias Daniel Camacho. Ya sólo espero visitar vuestra finca y disfrutar de vuestro hermoso pueblo y gente. Hasta pronto!!


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